Subvenciones que nunca llegan

Madrid

Ayudas para promover el autoempleo, para ayudar a empresarios y autónomos a salir del bache provocado por la crisis, o para facilitar nuevas contrataciones que generen empleo. Medidas que siempre salen en a relucir en los discursos políticos pero muchas veces esas intenciones caen en saco roto. Subvenciones que se ofertan y nunca llegan a adjudicarse, que sí se adjudican pero no llegan a pagarse, o que se retrasan demasiado tiempo, cuando el empresario ya ha tenido que desembolsar un dinero que contaba con recuperar.

Es el caso de Isabel y Jose. Tienen una tienda de buceo en Madrid y decidieron mejorar su página web y traducirla al inglés para intentar expandir su negocio más allá de las fronteras. Lo hicieron en 2012, aprovechando una subvención de 2.500 euros que daba la Comunidad precisamente para comercio online.

Uno de los requisitos para solicitar la ayuda era que había que realizar el trabajo previamente y presentar la factura junto con el resto de la documentación. "Así lo hicimos", recuerda Isabel. Contrataron a una empresa que se hizo cargo de la renovación de la web, presentaron todo el papelo requerido antes de diciembre de ese año (2013) y a mediados de 2014 recibieron una notificación en la que les informaban de que les habían concedido la ayuda.

Ha pasado ya un año y siguen esperando a que la Comunidad les de su dinero. No es una cantidad muy elevada pero para una empresa pequeña 2.500 euros suponen un esfuerzo económico que no se habrían planteado de no ser porque contaban con esa ayuda, explica Isabel. Cuando vieron que pasaba el tiempo, se pusieron en contacto con la Comunidad, ya que nadie de las administraciones les había informado, y les dijeron que la ayuda llegaría, pero con retraso. "Claro que el retraso empieza a ser más que eso", lamenta.

En la Comunidad de Madrid es frecuente que los emprendedores reciban el dinero de las ayudas que solicitan con bastante retraso, incluso de años, según explica Ángel Monroy, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid (AJE). Aunque la inmensa mayoría de los decretos que regulan las ayudas tienen ya insertos sus plazos, según Monroy "no se cumplen, porque las partidas presupuestarias se van modificando y se utiliza el dinero para otras cosas", explica. Una historia que se repite constantemente y que, según Monroy, no debería ocurrir nunca.

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A Isabel, personalmente, le resulta difícil pensar que el gobierno regional haya sacado subvenciones ficticias. Cree que el pago se está retrasando por algún problema, pero es no significa que no le parezcan preocupantes estos retrasos. Reconoce, sin embargo, que sería peor si llegado un momento les notificasen que les retiran la ayuda. "Este retraso ya es bastante gordo, pero mucho más gordo sería que estas subvenciones se perdieran en el olvido", sentencia.

Las que parecen haber caído en el olvido son, precisamente, las 'subvenciones para fomento del empleo' que más de 7.000 emprendedores pidieron entre 2010 y 2013 y que según la Asociación de Autónomos sin Subvenvión "nunca llegaron a adjudicarse". Su presidenta, Rosa María García, recuerda que cuando se quedó en el paro y decidió poner en marcha un negocio, fue en las oficinas del INEM donde le recomendaron pedir la ayuda para autónomos. "Me dijeron que por mis características cumplía con todos los requisitos y como eran 7.000 euros, me animé", recuerda. Invirtió en su empresa más de lo previsto inicialmente contando con que en algún momento recuperaría parte del dinero. Pero nunca lo recuperó. Ni a ella, ni los miles de emprendedores que, como Rosa, pidieron esa subvención. No es que se la cocediesen y no les diesen el dinero sino que no llegaron a adjudicar las ayudas presupuestadas. El problema es que tardaron años en informarles de ello.

Miguel Urrutia, que fue el primero y uno de los pocos que denunció la situación, recuerda que cuando pidió la ayuda en 2010 y después de hacer la solicitud no le dijeron nada "ni en 6 meses, ni en un año, ni en dos años...", recuerda. No fue hasta cuatro años después, en 2014, cuando él, y todos los que habían pedido esas ayudas en los años anteriores -entre 2010 y 2013- recibieron una carta que decía: "Denegamos su solicitud de subvención porque no hay presupuesto".

La Comunidad insiste en que se pagaron las subvenciones concedidas y que los que no han cobrado es porque no consiguieron esas ayudas. En cierto modo es así, pero Urrutia, que es abogado, llevó su caso a los tribunales en 2011. Por eso, fue recopilando toda la información que salía en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) referente a esas ayudas. "Recopilé las previsiones presupuestarias destinadas a esas subvenciones desde 2009 hasta 2012". Se encontró con que la diferencia entre el dinero presupuestado y el destinado a tal fin era de millones de euros. Por ejemplo, en 2010, que es el año en el que Urrutia solicitó la ayuda, el presupuesto era de más de 11 millones de euros de los que sólo se utilizó la mitad (cerca de 5 millones y medio). Además, se calculaba que se concederían unas 3.000 subvenciones pero sólo se adjudicaron 951. Los datos son similares en 2009, en 2011 y en 2012.

Años después, cuatro exactamente, la documentación presentada, la paciencia y persistencia de Urrutia dieron su fruto el pasado mes de enero. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le ha dado la razón a Urrutia. Sentencia favorable que obliga a la Comunidad de Madrid a reconocer la subvención que solicitó, y abonarla pagando los intereses correspondientes al retraso del pago. El gobierno regional reconoce el error pero entiende que el de Urrutia es un caso puntual. Con esta sentencia, sin embargo, los demás demandantes -unas cuatro decenas- han visto la puerta abierta a recuperar lo que les prometieron. Aunque lo cierto es que 4 meses después de su sentencia, Urrutia sigue sin recibir el los 4.000 euros de aquella subvención.

Tanto Isabel como Miguel entregaron las solicitudes y la documentación pertinente dentro de los estrictos plazos establecidos, y es la Comunidad la que no les ha pagado o se está retrasando más de la cuenta y sin dar explicaciones. Los dos coinciden en que sienten desconfianza hacia cualquier ayuda que oferte la Comunidad. Isabel aseguran que no volvería a pedir una subvención pública ni le recomendaría a ningún empresario que contase con esa ayuda. "Si la pides y luego te la dan, perfecto, pero que no tome decisiones contando con ello", especifica. "Te queda muy mal sabor de boca", confiesa Urrutia. Recuerda que todo el mundo alaba el emprendidmiento y que a los políticos se les llena la boca de hablar de los pequeños empresarios como creadores de empleo y autoempleo, pero a la hora de la verdad "las instituciones públicas te dan la espalda", sentencia.