Juan de Dios Román, el olímpico
Badajoz
Ese mito con bigote de corazón rojiblanco y raíz romana, Juan de Dios Román Seco (Mérida, 17 de diciembre de 1942), nos enseñó que balonmano no se escribe con “B”, sino con “R” de Román. Es el deportista extremeño que ha participado en más Juegos Olímpicos de la historia, cinco, como seleccionador de España durante 260 partidos en Los Ángeles 84, Seúl 88, Atlanta 96 y Sydney 2000 y como presidente de la Real Federación Española de Balonmano en Londres 2012.
Román hizo el bachiller en las aulas del Instituto Santa Eulalia de Mérida hasta que se marchó a Madrid para triunfar en el balonmano español. En bus hasta Cuatro Caminos se iniciaba su ruta, un tranvía le llevaba a la Plaza del Duque de Pastrana, y en un colegio de jesuitas, se gestó su docencia. Siempre quedará en su recuerdo el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo de Madrid, en donde comenzó a entrenar equipos de base (64-71) siendo campeón de España juvenil, con el Colegio de Chamartín –CAU en el 70-.
Madrid, calle Serrano 127, domingos por la mañana en el pabellón Magariños. Juan de Dios Román, con su clásica camisa clara y jersey burdeos, dirige al mejor Atleti de la historia, conquistando numerosos títulos. En el 71 coge las riendas tras la marcha de Cizanovic para comenzar la era Román.
La División de Honor le abre las puertas del Club Atlético de Madrid, del 71 al 85 catorce temporadas seguidas como entrenador, con hombres clave, Salvador Santos Campano, Alejandro Ortega Bueno y Vicente Calderón. Etapa maravillosa con cinco ligas (79, 81, 83, 84 y 85), cuatro copas (78, 81, 83 y 84) y una despedida como subcampeón de Europa ante la Metaloplástika de Yugoslavia. Nadie había llegado tan lejos en el balonmano español, una final europea ante ocho campeones olímpicos de Los Ángeles comandados por ese ocho barbudo que siempre apretaba los dientes, Veselin Vujovic, el mejor jugador del siglo XX.
Un Atlético triunfal ante quince mil rojiblancos: Rico y Claudio de porteros, y Javi Reino, López León, Alonso, Stroem, Novales, Fernández, De la Puente, Millán, Parrilla, y los García, Luis y Fernando.
Más tarde, volvió para resucitar al Atlético a petición de Gil y Gil, recuperando a Cecilio Alonso, fichando a Marín, y al portero Thomas Svensson. Mientras Juan de Dios reconstruía entre cenizas de la nada, Jesús destruía y se incendiaron el balonmano y la cantera. Alcobendas hizo de puente, pero al final el balonmano desapareció.
Hablar de Juan de Dios, es hablar de la selección. 260 partidos en el banquillo con dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 y Sydney 2000, dos de plata en los Campeonatos de Europa del 96 y 98 y un bronce en el Europeo del 2000 con la mejor generación de la historia: los Barrufet, Masip, Urdangarín, Garralda…El pacense Juancho Pérez entre los elegidos de una selección magistral y la nacionalización de Talant Dujshebaev.
Y surgió el Balonmano Ciudad Real con el que triunfó con una liga, una Recopa de Europa y una Copa del Rey, dos títulos de Copa Asobal y una Supercopa de España. A finales del 2008 ganó las elecciones a la presidencia de la Federación Española de Balonmano, en la que estuvo hasta el 2013.
Mil distinciones le contemplan, hijo predilecto de Mérida, Real Orden del Mérito Deportivo, oro y brillantes de la Real Federación Española de Balonmano, medalla “Hernando de Soto”, premio a los valores humanos en el deporte, insignia del Comité Olímpico Español…que le coronan como uno de los más grandes de la historia.