Sestao River y Arenas, protagonistas en Radio Bilbao

Bilbao

Adrián Pazó, de 25 años y una planta imponente de 1’90 capitanea el eje de la zaga del Arenas después de su paso por Celta B, Pontevedra, Coruxo y una prueba en el Wimbledon inglés en verano, donde un esguince de tobillo le lanzó al equipo getxotarra: “Estar invictos nos lo tomamos como un premio al buen trabajo, pero esto es muy largo. Acabe de empezar”, apostilla sobre un equipo que es segundo en la tabla tras el Barakaldo. Por su parte, Silas, extremo del River pide calma en el River para remontar ese undécimo puesto a base de empates: “Las victorias no costarán en llegar”.

La clave del éxito arenero para Pazó es diáfana: “La unión, el bloque compacto que ya se conocían de atrás y que somos competitivos”. La adaptación, vive con Pablo Pérez y Betoes “muy fácil” en el piso que comparten en Algorta. “No me arrepiento para nada, estoy muy contento aquí”, subraya Pazó, que con Bergara y Royo forman la zaga central de Bolo. A sus 25 años, el zaguero de Vigo apostilla que es “ambicioso y nunca se base, ahora me centro en el Arenas, lo que venga bienvenido sea”, lanzaba en SER Deportivos de Radio Bilbao Pazó, íntimo de Jota Peleteiro, ahora en Inglaterra.

Por su parte, el River es el Rey del empate con el Marbella de toda la Segunda B. Silas, uno de sus baluartes arriba, es consciente de que “nos está costando sacar los partidos adelantes por una cosa o por otra, pero si no se pueden sacar los tres puntos es importante no perder”. Las numerosas incorporaciones del pasado mercado veraniego de la mano de Sarriugarte se van acoplando: “Nos estamos adecuando al sistema que pide el míster y la victoria no costarán en llegar”. Las Llanas aprieta, pero “comprende las situaciones de cada partido”. Silas regresa a casa tras su paso por Laudio y Real Unión, que además quería renovarle: “Desde que hubo contactos con el Sestao me gustaba volver a casa y no me lo pensé, siempre me han tratado muy bien”. Se habló incluso del Bilbao Athletic en su primera etapa de verdinegro, donde descolló por su endiablada velocidad por banda: “Fueron cosas de la prensa…eran rumores, aunque hubiese seguimiento. Me lo tomé con normalidad, era el que más tranquilo estaba de todos”, remarxa. Paralelamente, Silas defiende la causa del Sahara, su país de procedencia: “Todo esfuerzo tiene su recompensa, lo último que hay que perder es la esperanza”, resume. Todos los veranos cruza el estrecho y pasa 20 días con su familia allí, donde se valora lo más simple: “Se vive con muy poquito, los chavales les gusta muchísimo el fútbol, sólo tienen un balón y dos piedras”.