Dinosaurios de la política

Mérida

Un problema de ciertos partidos es la resistencia de los viejos dinosaurios a dejar paso a las nuevas generaciones. Estos profesionales de la política que llevan toda la vida ocupando cargos y viviendo del erario público, que han convertido el servicio en carrera y la función en puesto de trabajo vitalicio gracias al exclusivo mérito del dedazo, representan un lastre para sus formaciones.

Frente a la profunda renovación experimentada por algunos partidos tradicionales, que han rejuvenecido con numerosas caras nuevas, como Pedro Sánchez en el PSOE o Alberto Garzón en Izquierda Unida, o a la aparición de jóvenes formaciones encabezadas por no menos jóvenes líderes, como Albert Rivera en Ciudadanos o Pablo Iglesias en Podemos, el PP afronta las próximas generales incapaz de hacer lo propio.

Las bases le han pedido a Rajoy que renueve las listas electorales y deje paso a los jóvenes. Pero para eso tendría que quitarse de encima a dinosaurios, ministros y exministros, gente tan amortizada como Ana Mato o Javier Arenas, entre otros muchos. El problema es que un dinosaurio como Rajoy, que a sus sesenta años es el líder político en ejercicio más viejo de España, no puede ir contra los de su especie, al contrario que Aznar, que aun siendo un ejemplar completamente desfasado, aún se atreve a morder a sus propios compañeros.

Con dinosaurios como Rajoy, Arenas, Aguirre, Alonso, Villalobos y compañía, hasta la gran extinción, sea causada por un meteorito o por cualquier otra causa, fracasaría. Por eso mucha gente espera que las urnas den buena cuenta de ellos.