Todos somos migrantes

Mérida

Todos descendemos de los primeros hombres que desde África migraron hacia todos los confines del planeta. Todos somos migrantes. En España lo somos por genética y cultura. La nuestra es una sangre mezclada de los antiguos iberos y de los fenicios, griegos, romanos, judíos, árabes y godos. Aunque solo sea por eso, todos estamos obligados a acoger al que llega, en esta época vergonzosa de rechazo del migrante.

El rechazo del migrante se paga. En Colonia ha ganado la alcaldía por mayoría absoluta la candidata que defendía a los refugiados y que fue acuchillada por un xenófobo. La canciller Angela Merkel, por su política solidaria y compasiva con los refugiados recibe el aplauso de todo el mundo. En Cataluña, un xenófobo como Albiol, sufrió una verdadera catástrofe electoral y el PP que lo aupó quedó quinto.

En Estados Unidos gente tan dispar como el chef José Andrés o el cantante Julio Iglesias, junto con toda la población hispana y buena parte de la de origen sajón, han reprobado al aspirante a la candidatura republicana Donald Trump, que no quiere inmigrantes, siendo él hijo de una inmigrante escocesa y nieto de inmigrantes alemanes por parte de padre.

Si cada uno de nosotros mira su corazón verá, asomadas a ese pozo genético, gentes de todas las razas. Por eso la xenofobia es, ante todo, un atentado contra la propia humanidad del que la practica. En esta hora crucial, hay que abrir las puertas de Europa a los refugiados que huyen de la guerra. Por nuestra propia humanidad.