El día que aterrizó en Lakua el avión más grande del mundo
En nuestra sección de fotos antiguas recordamos el 11 de noviembre de 1930, fecha en la que aterrizó en Vitoria un avión Junkers G-38 con gran expectación en la ciudad
Vitoria
El comandante Von Böhm, sube en el aeropuerto de Lisboa al avión comercial Junkers G-38, junto a los 11 miembros restantes de la tripulación y los pasajeros. Es día 11 de noviembre de 1930 y la hoja de ruta indica que hará escala en Burdeos y París y el vuelo finalizará en Berlín. A las seis y media de la mañana la aeronave despega, iniciando lo que se prevé sea un vuelo rutinario mas. Pasadas las doce del mediodía ya ha cruzado gran parte de la península y se encuentra cerca del límite entre Gipuzkoa y Alava, frente a las Sierras de Urkilla y Aitzgorri. En este punto se topa con una espesísima niebla que impide la visibilidad, comunicándose con la base aérea de Logroño informando de lo que sucede, tras lo que decide no asumir riesgos innecesarios y dar media vuelta. El piloto consulta los mapas de abordo y decide dirigirse al aeródromo mas cercano, el de Lakua en Vitoria, para tomar tierra.
A mediodía en nuestra ciudad el ambiente en las calles está animado, la gente sale de las fábricas, efectúa compras, pasea, etc., y de repente por encima de las calles del centro se escucha un trepidar de motores. Al dirigir la vista al cielo se distingue una aeronave de respetuosas dimensiones que vuela a baja altura. Algunos identifican al avión como un G-38, ya que es conocido y famoso por ser entonces el mas grande del mundo.
A las doce y media la aeronave desciende y efectuá el aterrizaje, entrando a la pista de Lakua por el sur dado que en aquel momento el viento predominante es del norte. Enterado del hecho el Comisario de Aviación en Vitoria Abreu, se dirige rápidamente en coche al aeródromo a saludar y dar la bienvenida al comandante y a la tripulación. Posteriormente también hacen acto de presencia el alcalde José Gabriel Guinea y el presidente de la Diputación Foral.
Una vez descendido del avión el piloto es preguntado por su opinión sobre la idoneidad del campo de aterrizaje, y responde destacando “la suavidad del campo y la excelente condición para el aterrizaje, el suelo es un salón alfombrado”. Precisión que es exacta, ya que el suelo de la pista es de hierba.
La gente se entera de lo ocurrido y por la tarde es numerosísimo el público que se dirige a pie, a caballo, en bicicleta, en coche o a pie a ver el gigantesco aparato, dado que esta “visita” es todo un acontecimiento.
El avión Junkers G-38 es un cuatrimotor de mas 23 metros de longitud y 44 metros de envergadura (distancia entre las puntas de las alas), con capacidad para 30 pasajeros que se acomodan en tres cabinas. Dispone de sala de fumadores y aseos, y los habitáculos para los viajeros, que van situados en las alas, tienen la vista hacia el frente con unos parabrisas inclinados, situados a ambos lados de la cabina del piloto (pueden verse en la foto que se muestra a continuación). Las ruedas del tren de aterrizaje miden 1,50 metros de diámetro.
En las pocas horas de estancia de la tripulación en nuestra ciudad, un periodista del diario local La Libertad acompañó al comandante por las calles de Gasteiz, el cual revela que había viajado por el País Vasco con anterioridad y conocía la zona. También le informa de que el alcalde le había ofrecido que dos policías municipales custodiaran y vigilaran el avión, y que su respuesta a ese ofrecimiento fue estar “muy agradecido, muy agradecido, mas no hace falta. El aparato es grande y se halla herméticamente cerrado, Por otra parte llegué a una ciudad del Pais Vasco, que conozco, admiro y quiero. No hay cuidado, no hay cuidado. Vascos, ¡oh!, buena gente”.
Von Böhm entra en una tienda y adquiere varios ornamentos religiosos antiguos y manifiesta al periodista que le sorprende la limpieza de la ciudad y la belleza de los edificios de la Catedral, Los Arquillos y la Plaza Nueva.
Preguntado sobre las condiciones del aeródromo vitoriano, responde: “Es un buen campo, deberían ustedes conseguir que se ensanche y sobre todo dotarlo de comunicación telefónica. A nosotros los aviadores lo que mucho nos importa es conocer la situación atmosférica, los datos meteorológicos. Una comunicación directa con una estación de este genero, que maravilloso ¿verdad?. El periodista confirma que efectivamente el aeródromo vitoriano no dispone de lo que entonces se denominaba, estación “radio-telefónica”.
La tripulación fue obsequiada con un vino de honor en el popular Circulo Vitoriano y el Hotel Frontón situado en la calle San Prudencio, fue el lugar de alojamiento para pasar la noche.
El piloto tenía previsto salir a las seis y media de la mañana del día siguiente pero el despegue se retrasa entre otras cosas“por los deseos manifestados por varias sociedades bilbainas y numerosos particulares de presenciar la salida”.
Un muchedumbre se agolpa en los bordes de la pista del campo de aviación el día 12 por la mañana, para ver la partida de la aeronave, que despega pasadas las once “entre aclamaciones de la gente”. Entre los pasajeros hay dos vitorianos añadidos,Ignacio y Lucio Lascaray, que no han querido perder la oportunidad de viajar hasta Burdeos, para experimentar un vuelo en el avión que era la sensación del momento.
Ambos publican un artículo en La Libertad describiendo el viaje, apuntando que no se notan en el avión “ni sacudidas ni balanceos, se puede andar por los pasillos sin sentir las desagradables sacudidas del tren. El viaje nos ha costado dos horas y la velocidad ha sido de 160 km/h.”. Un récord para aquellos tiempos.
El aeródromo de Lakua estaba situado al noroeste de la ciudad. Para acceder al mismo en coche u otro vehículo desde Vitoria, había que dirigirse por la carretera a Bilbao por Murguia, hoy calle Portal de Arriaga, hasta poco antes del pueblo de este mismo nombre, Arriaga, donde se tomaba una pequeña carretera a la izquierda, que pasaba por la Ermita de San Juan de Arriaga. En una foto aérea de mayo de 1934, podemos visualizar el emplazamiento del campo.
Trasladando la información gráfica anterior sobre un plano actual de la ciudad con sus calles, podemos ver con bastante exactitud donde se encontraba el campo de aviación.
Un mapa publicado por el Instituto Geológico y Minero de España en 1935, a una escala en la que todo se ve con un tamaño mucho mas reducido que en la foto aérea, nos señala también la ubicación del Campo de Aviación de Lakua y el punto donde se encontraban el hangar.
Precisamente el fotógrafo Balbino Sobrado obtuvo en 1925 una imagen que mostramos seguidamente, en la que aparece el hangar mencionado, con una rotulación en su fachada que dice “Aeródromo Vitoria”.
Enrique Guinea y Ceferino Yanguas siempre atentos a captar con su cámara todo lo que sucedía en nuestra ciudad, obtuvieron varias fotografiás de la llegada del Junkers, dos de las cuales nos ha facilitado el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz, para complementar esta artículo, mostradas al principio.
En los años sesenta se produjo un revolución musical con la aparición de The Beatles, The Rolllig Stones y otros grupos. En la península nacieron varios conjuntos al calor de esa ola, tales como Los Brincos, Modulos, Formula V y Los Bravos con Mike Kennedy, cantante que por cierto vive en Vitoria. También en nuestra ciudad aparecieron muchas formaciones con el estilo musical de los mencionados anteriormente. Hubo un grupo que tomó el nombre del avión al que nos hemos referido en este articulo, Los Junkers.
En una fotografía de 1968 podemos ver a quienes iniciaron su andadura. De izquierda a derecha: Ramiro Centol (bateria), Pedro Matinez (guitarra punteo), Iñaki Peña (guitarra ritmo) y Charly Sevilla (bajo). Los cuatro añadían su voz en las actuaciones.
Los primeros conciertos los dieron en el Club La Blanca, que estaba situado en un pabellón interior, detrás de las actuales oficinas de la Diputación Foral en la Plaza de la Provincia. Acompañaron en muchas ocasiones en sus intervenciones al solista Ely Forcada, ganador del XIII Festival de Benidorm en 1971 con la canción “Mi rincón”.