Portugal y el espejo

Mérida

Lo que está pasando en Portugal es un espejo anticipado de lo que va a pasar en España el 20 de diciembre. Como se veía venir, el partido del primer ministro conservador no ha podido resistir la realidad de la mayoría absoluta de la izquierda. Su invocación al derecho a gobernar del partido más votado, que aquí está invocando ya Rajoy sin saber siquiera si el suyo lo será, es una vez más la constatación del sentido que la derecha tiene del sistema democrático, ignorando que una mínima mayoría electoral tiene menor rango que una mayoría parlamentaria y menos aún si esta representa a cerca del 60 % de los votantes.

Aquí Rajoy se juega lo que le queda a la única carta de ser el partido más votado, asumiendo que perderá buen número de los diputados de 2011. Y es muy posible que ni siquiera lo consiga. Pero, aunque lo lograra, el espejo de Portugal le devuelve la imagen de su colega Passos Coelho, que no puede gobernar por pura aritmética democrática. Pero es probable también que el partido más votado sea el PSOE y por este lado sí que la solución de una alianza de izquierda parece más plausible, mucho más cuanto que la ciudadanía española, como la portuguesa, aspira a poner fin al austericidio y a la política de los hachazos.

Mientras, en Extremadura, la decadencia y pérdida de poder de Monago se pone de manifiesto una vez más al haber tenido que tragar a un más que amortizado Floriano como cabeza de cartel por Cáceres. Qué larga y dolorosa se le va a hacer la travesía del desierto a un expresidente que se creyó eterno.