Mestalla se harta de Nuno (1-1)

Valencia

A la conclusión del encuentro, Quique Setién, técnico de la UD Las Palmas, compareció ronco y al límite de la afonía en sala de prensa. Pese a tener la voz rota, en cuanto tuvo la oportunidad dejó una frase que, entre líneas, explica la gravedad -para el Valencia- de lo sucedido en Mestalla. "No me voy satisfecho. Era un partido que teníamos que ganar". Es cierto que en ocasiones los entrenadores exageran la nota y cargan de subjetividad sus declaraciones post-partido. No fue el caso. De no ser por Jaume y el travesaño, el tercero por la cola se hubiera llevado los tres puntos a Gran Canaria. Con absoluto merecimiento, además.

 Del Valencia eléctrico y letal de Balaídos solo quedaba anoche el murciélago del escudo, que no salió volando porque la costura de Adidas es de alta calidad. Infumable. Indefendible. Indecente. El equipo dirigido por Nuno Espirito Santo desapareció del mapa tras el 1-0. Paco Alcácer no perdonó en boca de gol una gran asistencia desde la banda izquierda de Andre Gomes. Corría el minuto 8. El resto de la noche fue un monólogo a cargo de la UD Las Palmas. 

Posesión amarilla... y 1-1

Quique Setién no cambió la hoja de ruta pese al gol encajado. Y Nuno jamás dio la impresión de haber trabajado la manera de pararlo. Desde el trabajo y el criterio de Vicente Gómez y Roque Mesa, el conjunto canario controló la posesión. Encontró líneas de pase para Momo, Viera y Tana -genial en la mediapunta-, que generaron peligro de forma permanente. Hasta que llegó el empate. Una pared entre Tana y Viera permitió al exvalencianista fusilar a Jaume. Jonathan no lo celebró.

Lejos de reaccionar, el Valencia se hundió presa de los nervios. Mustafi y Abdennour fueron incapaces de adelantar líneas, el equipo se hizo largo... y continuaron llegando los zarpazos canariones. El definitivo lo puso asestar Tana con un derechazo de empeine que de nuevo Jaume Doménech acertó a desviar hacia el travesaño. Bajo cánticos de 'Nuno vete ya' y saques de esquina de la UD Las Palmas concluyó el encuentro que certifica el hartazgo definitivo. Mestalla no soporta más a Espirito Santo.