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Convivir con la disfagia

Muchos ancianos tienen que padecer las molestias y los riesgos de la dificultad o imposibilidad de tragar los alimentos

La disfagia aumenta en caso de Parkinson o ictus / SER Madrid Sur

La disfagia aumenta en caso de Parkinson o ictus

Fuenlabrada

Francisco José Soria Perdomo, geriatra de los hospitales ‘Sur’ de Alcorcón, clínica ‘La Luz’ y ‘Fundación Jiménez Díaz’ de Madrid, explica que entre 10% y 30% de las personas de 65 o más años presentan disfagia. “Si esa persona está en una residencia, la cifra sube y se eleva al 70% en pacientes con edad avanzada que requiere incluso ingreso tras enfermedad aguda”. Hay otros condicionantes, por ejemplo, casi siempre acompaña al Parkinson y es muy común tras un ictus.

Francisco Soria, geriatra del Hospital Sur de Alcorcón

11:46

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“La disfagia conlleva riesgo de atragantamientos que al pasar contenido alimenticio al pulmón elevan el riesgo de infecciones respiratorias”, señala el geriatra que añade que además se suma la deshidratación y la desnutrición.

Para saber si una persona tiene disfagia, incluso aunque parezca que el mayor se alimenta de forma normal, hay ciertos síntomas: la tos durante o después de comer o beber, cianosis distal en los dedos de la persona mientras se alimenta, atragantarse a menudo, cambios en la voz durante o después de comer, necesidad de tragar varias veces una misma porción de comida o regurgitación del alimento hacia la nariz.

Hay una serie de medidas que puedes adoptar para ayudar a la persona mayor que tiene problemas de deglución a la hora de beber o comer”, explica Soria Perdomo que enumera algunos consejos. “Se debe garantizar un ambiente tranquilo sin distracciones y que el mayor se alimente cuando esté bien despierto y relajado. Además, la persona debe estar sentada con la espalda recta y la cabeza inclinada hacia el pecho o, si está en cama, elevar el respaldo a un ángulo de 90 grados. Es bueno que la cabeza este inclinada y, para facilitarlo, nos colocaremos a la altura de sus ojos o justo por debajo para evitar que levante la cabeza para mirarnos”. Otros de los consejos sería evitar que hable mientras come, introducir el alimento por el lado más fuerte de la boca, usar cubiertos (pueden estimular la deglución) y tener en cuenta el propio alimento en aspectos como viscosidad, densidades y, sobre todo, el sabor.

“Siempre debemos recordar que al sospechar que una persona sufre disfagia, tenemos que buscar asistencia del personal sanitario para así poder realizar un buen diagnóstico y tratamiento” concluye.

 
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