No todo es postureo en FITUR

Murcia

FITUR, es cierto, es un gran escaparate turístico en el que todas las regiones y ciudades de España se esfuerzan por sorprender y demostrar que sus bondades turísticas son inigualables. Pero hay ocasiones en las que esa imagen se empaña en cierto modo, sobre todo cuando el stand en cuestión se llena de políticos ( de todos los colores) y ciertos representantes de la sociedad que acuden al calor de los focos y las cámaras de televisión, en busca de la foto, o simplemente del apretón de manos, para que el político de arriba no se olvide de ellos. La estampa se repite en casi todos los stands, incluido el de la Región de Murcia, donde el día "del postureo" fue el pasado jueves.

Pero quitado eso, que es ya sabido por todos, FITUR es mucho más. Es un centro de operaciones, donde se cierran acuerdos que pueden suponer miles de turistas para determinados municipios. Por ello hay quienes, tomándose la cosa muy en serio, no dudan en acudir carpeta en mano, nada más abrir la feria para reunirse con unos y otros en pro de conseguir un buen puñado de visitantes.

Así, ya el miércoles a primera hora, eran muchos los ediles de turismo que aguardaban en la escalera del stand de Murcia que daba acceso a la segunda planta, donde se celebraban las reuniones comerciales a lo largo de diversas mesas, alejadas del calor de los focos y la mirada de las cámaras. Reuniones que comenzaban nada más abrir la feria, a las diez de la mañana, y que terminaban a última hora de la tarde, bien entradas las siete y que dejaban estampas de concejales, técnicos municipales e incluso alcaldes y consejeros extenuados por la actividad frenética de la feria. Altos cargos a los que los periodistas estamos acostumbrados a ver "de punta en blanco", pero no al borde de quitarse los zapatos y tumbarse en un sillón, fruto del agotamiento. Cosa entendible por otro lado, teniendo en cuenta que algunos, al margen de las presentaciones de FITUR, tenían una agenda paralela con otros actos en Madrid.

FITUR, por eso tiene una doble cara, la del escaparate, y la de la trastienda, y en esta última también estamos los periodistas, ya que no sólo nos dedicamos a grabar escenas apoteósicas, sino que después debemos sintetizarlas y prepararlas para ofrecerselas al espectador sin que pierdan su esencia. Imagenes del postureo en su máximo esplendor, que se preparan y envian a Murcia desde una mesa de trabajo que hay en el interior del stand en el que se hace un trabajo minucioso y callado. Un trabajo que a veces obliga a posponer la hora de la comida hasta las cinco de la tarde, y cómo no a apreciar la incomiable labor que desarrollan muchos en FITUR cuando se apagan las luces. Entonces sólo quedan las azafatas, que con su sonrisa y amabilidad intentan dar al visitante la mejor imagen de la Región en las distancias cortas. Sonrisas que pasan a un segundo plano, pero que bien deberían estar en un primero. Igual que las divertidas y cercanas escenas que dejan algunos políticos cuando se apaga la megafonía y se vacían los pabellones porque es la hora de comer.  Entonces algunos sacan su lado más humano. Se sientan con los periodistas, en medio de una maraña de cables y micrófonos, les ofrecen una cerveza, les preguntan cómo están y estiran las piernas mientras aprovechan para ver el móvil. 

Son esas horas, en las que los técnicos de mantenimiento aprovechan para sacar la escaleras y arreglar cualquier desperfecto, cuando se ve que FITUR no sólo es postureo. Porque no lo es que un concejal se tenga que comer un bocadillo de pie porque le están esperando para cerrar una operación comercial, porque no lo es que una periodista se tenga que quedar descalzar cuando acaba de intervenir en un directo en la tele porque no aguanta más con los tacones, y porque no lo es que un consejero se ponga a hacer cola para subirse en una moto acuática. Pero eso no se ve, porque parece que no interesa. Aunque quizás, a la gente sea lo que más importe. Igual esa trastienda es la que deberíamos sacar y no sólo el escaparate, porque en FITUR, no todo es postureo.