Y mientras, queridos niños, en Alicante…

Alicante

Felipe VI ha aprendido ya que la derecha española es su primer y peor enemigo. Rajoy entra a matar al PP con Sorayita en brazos. Felipe González, ora pro nobis. Las reliquias, el resto del Partido Popular en general y el gallinero de Podemos en particular, tienen muchísimo, pero que muchísimo mono de nuevas elecciones. Mònica Oltra -madre abadesa piadosa, humildísima- le dijo a Pepa Bueno que ella no, que ella todo no lo hace igual que Pablo Iglesias: primero seduce y después mata. Muac. Ada Colau, va casi, casi, casi, casi va tan rápido como Pedro Sánchez. Cariño, Leti, digo España: tengo un retraso.

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Dos mil, tres mil, quatre mil... El terremoto Rus arrastra a Rita Barberá -un gin tonic més- y a esa supertormenta de nieve negra -hilillos de plastilina- que son Gerardo Camps, las Lady Alcón, García Fuster, blá, blá, blá y las demás monjas esclavas, chicas alegres y el resto del presunto aparato celestial del saqueo popular. En primera clase, como Rato o Arias Cañete, está la sonrisa vertical del destino del IVAM: Consuelo Ciscar, emperatriz de Gao Ping y señora de Blasco. Menos mal que als valencians nos queda la inocencia del Pare Camps y, especialmente, la virginidad de Cotino que reza por el precariado, los trabajadores pobres, el Santo Cáliz, su caqui y los Niños Cantores de Viena. Bonig -mare de déu què rebonica que me es- está contentísima: cada nueva detención popular… onze mil, dotze mil… ¡dos millones de votos más!… Valencia... y mientras, queridos niños, en Alicante…