La vida después de decir adiós al miedo
Superar la violencia de género es comenzar una nueva vida con el reto de la relación filial, la integración laboral y acabar con el estigma de víctima

Superada la violencia de género hay que afrontar nuevos retos para retomar la vida sin miedo. / 016 / 016

Fuenlabrada
Insultos, miedo, discusiones violentas… Ese era el día a día de Rosalía, quien reconoce que no sufrió violencia física, pero sí sicológica y la única manera de salir de este infierno, asegura, pasa por denunciar y marcharse de casa. Así lo hizo ella a los 58 años, animada por su hijo, tras una “discusión monumental” en la que intervino hasta la policía. Comenzó el doloroso y difícil proceso de romper lazos.
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La vida después de decir adiós al miedo. Reportaje sobre la vida después de haber superado la violencia de género.
Dos meses en una casas de acogida, juicio rápido, llamadas de su ex marido y finalmente comenzar la nueva vida en una casa de alquiler con su hijo mayor. Rosalía sabía que al entrar en aquella casa comenzaba una nueva etapa. Relajada, sin miedo. Pero quedaba mucho por hacer. Y lo más importante para empezar de nuevo era encontrar un trabajo. La Fundación Ana Bella le cambió la vida.
En esta Fundación, creada por la mujer que lleva su nombre, se quiere visibilizar a estas mujeres que pasan de ser víctimas a supervivientes. Para ello han creado la Escuela para el Empoderamiento de la Mujer, con una labor muy concreta, según Ana Bella Estévez, conseguir su integración en el mercado laboral.
Recuerda que la oportunidad laboral va unida a que la mujer consiga confianza en sí misma y a reparar esa parte psicológica tan dañada. Es importante acabar con el estigma de víctima.
Otro paso importante para la nueva vida es recomponer la relación con los hijos. En Fuenlabrada, el Ayuntamiento, recientemente premiado por sus políticas contra la violencia de género, ha puesto en marcha un taller para abordar esta relación madre – hijos. Laura Rodríguez es la sicóloga que lo lleva.
Recuerda que en una familia con violencia de género, los hijos están acostumbrados a gritos, golpes y discusiones para imponer una norma y nunca a que sea la madre la que tenga autoridad, una dinámica con la que hay que acabar.
El camino es largo, doloroso y difícil, pero quien lo ha recorrido dice que merece la pena. Rosalía reivindica más medios para luchar contra el problema porque al final del camino está la libertada y la felicidad.

Pilar García
Pilar García González es Licenciada en Ciencias de la Información (Periodismo) y redactora de informativos...




