Un punto glorioso

Punto a punto, el Sporting se va acercando poco a poco a su gran objetivo. Un empate fuera de casa es un buen resultado para el equipo gijonés. Si además el rival es superior en muchas fases del partido, le anulan dos goles (bien anulados) por fuera de juego y en los últimos minutos Jorge Meré y Cuéllar salvan dos balones que se iban para dentro, el punto sabe a gloria. Ese sufrimiento final llevó a los sportinguistas a disfrutar tremendamente de la igualada y olvidar la sensación de rabia que había dejado aguantar durante minuto y medio la ventaja en el marcador.

Como buenos hermanos, Sporting y Betis se repartieron el botín en el Benito Villamarín. A estos dos equipos les separan mil kilómetros pero les unen muchas cosas. Subieron de la mano, comparten ahora sufrimiento para salvarse y también viven problemas enormes para marcar goles e, incluso, para generar ocasiones claras. Los dos se aferran a un futbolista concreto para que arregle esa carencia: Rubén Castro no tuvo suerte ante el Sporting; Tonny Sanabria, otra vez lesionado, veía el partido por televisión. Porque no conviene olvidar que el equipo gijonés afrontaba este partido sin su máximo goleador, pero también sin baluartes como Dani Ndi o Bernardo y con dos futbolistas más tocados (Jony y Guerrero).

Ante la ausencia del paraguayo, ha aparecido en el Sporting un jugador que, con confianza y cierta continuidad, podría hacer grandes cosas. En ese manual del perfecto contrataque que trata de escribir el equipo gijonés últimamente, Carlos Castro tiene un papel protagonista. Ante el Barça ya marcó un buen gol, que no sirvió para nada. El de Sevilla, con una ejecución perfectta, le permite al Sporting sumar un valioso punto.

El tanto llegó en el minuto 20 de la segunda parte. Carmona le robó la cartera a Kadir en la frontal del área rojiblanca, cedió a Halilovic, que sacó un pase perfecto para la carrera del delantero de Ujo. Castro recorrió los metros que le separaban del área con el balón pegado a la bota y, con un toque sutil, acabó batiendo a Adán.

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Lo triste es que, a un equipo que le cuesta tanto hacer un gol, le durara tan poco la ventaja. Minuto y medio después, el Betis botó una falta lateral, Pezzella le ganó la partida a Sergio Álvarez y batía a Cuéllar para devolver las tablas al luminoso.

Antes de eso, se había visto una primera parte con alternativas, en la que Musonda había creado peligro para el Betis y Halilovic empezó siendo la referencia del Sporting, pero ambos fueron difuminándose con el paso de los minutos. Cuéllar dio un susto al escurrírsele entre las piernas un disparo del africano. Fue una de las pocas ocasiones de gol de dos equipos con muchas dificultades para marcar. En la primera mitad, de hecho, el Sporting sólo disparó a puerta dos veces: un tiro flojo de Carlos Castro que atrapó Adán y un libre directo de Carmona que buscaba la escuadra de la portería verdiblanca y en la que la intervención del guardameta tuvo más mérito.

En la segunda mitad, además del gol, el Betis sí tiró a puerta. Dos veces marcó Rubén Castro y dos veces le anuló el tanto Álvarez Izquierdo por fuera de juego. No era la tarde del delantero bético, al que Jorge Meré le sacó, casi sobre la línea y con Cuéllar ya vencido, un disparo que se iba para dentro. El guardameta sacó otra buena mano para evitar el tanto de un Betis que apretó muchísimo en el tramo final del encuentro.

El Sporting regresa de Sevilla satisfecho con un punto que le permite seguir sumando en esta fase del calendario (sin contar el partido aplazado con el Barça, los rojiblancos llevan cinco partidos seguidos sin perder). En una jornada en la que ganaron Levante y Espanyol, el equipo de Abelardo sumó un punto que, de sufrido, le supo a gloria.