El sueño de la infanta
La hermana del rey estrecha la mano de Alfonso Grau, acorralado por los casos de corrupción, y comenta el buen tiempo del fin de semana con Mercedes Coghen
Palma de Mallorca
La intervención del ex socio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, no capta la atención de la infanta Cristina que mostraba signos de somnolencia durante las primeras horas de su declaración. Tras el primer receso, durante la mañana, se le ha visto en una postura más relajada que de costumbre, piernas estiradas y pegando varias cabezadas, de pocos segundos.
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Gesto contrario al de su marido, Iñaki Urdangarin, que no pierde detalle del interrogatorio de quien fuera su socio y amigo. Desde la primera pregunta toma nota de todo lo que dice Torres mientras juega con sus gafas.
El banquillo de los acusados, une
Después de más de dos semanas de juicio por el caso Nóos los muros que dividían a unos acusados de otros se van cayendo. Diego Torres subía al estrado a prestar declaración, comenzaba el interrogatorio y en ese momento la infanta Cristina, con chaqueta color lila, se giraba hacia la izquierda y buscaba, dos asientos más allá, la mirada del exvicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, y le estrechaba la mano. Un gesto simbólico, después de que Grau fuera detenido y puesto en libertad este lunes en Valencia en otro caso de corrupción. Cristina de Borbón se encuentra más cómoda. La hermana del rey también ha podido charlar unos minutos con Mercedes Coghen, la exresponsable de la oficina Madrid 2016, y le ha dicho que han pasado un fin de semana "muy bueno" porque ha hecho "muy buen tiempo". Nos hemos quedado sin saber en dónde.
Justo antes, Salvador Trinxet se acercaba a charlar con Miguel Ángel Bonet y le entregaba una bolsa. Llevaba bocadillos. Bonet es el único de los 17 acusados que está preso en la cárcel de Palma por el caso Ibatur.
Aparente cordialidad entre los acusados que acumulan más de cincuenta horas compartiendo banquillo. El desgaste hoy se ha hecho evidente en la somnolencia de Cristina de Borbón.