Bonnie Raitt, cómo hemos cambiado
Su imagen de pelirroja del blues rock es inconfundible. Regresa ahora con nuevo disco con el que recordamos su carrera
Fuenlabrada
Suena a blues, suena a rock, suena a Bonnie Raitt. Quizás ya no ocupa grandes portadas a este lado del Atlántico, al menos en España, pero sigue siendo un referente musical de primer orden. Acaba de publicar su décimo séptimo álbum de estudio recuperando esa esencia americana que comenzaba ni más ni menos que en 1971.
Bonnie Raitt, cómo hemos cambiado
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Con unos inicios más inclinados hacia el folk, Raitt publicaba su disco homónimo con temas como éste ‘Bluebird’. La apuesta era arriesgada pero entonces las multinacionales miraban más por la calidad que por los beneficios. Y las ventas no acompañaron. Ocurría por ejemplo con su segundo disco, ‘Give it up’, incluido después entre los 500 mejores según ‘Rolling Stone’.
Si escuchan la guitarra sabrán por qué Raitt, en tan corto tiempo y con no mucha fama, se había convertido en una de las pocas mujeres guitarristas entre los mejores del gremio, especialmente con la técnica del ‘slide’. Bonnie iba ampliando su espectro estilístico y por fin llegaba su primer éxito en 1997 con el disco ‘Sweet forgiveness’ y con esta versión del clásico de Del Shannon ‘Runaway’, llevada al rhythm and blues.
Tras varios años, finalmente Raitt escala en las listas de éxitos y en las ventas, pero sus siguientes trabajos vuelven a estancarse y no responden a las expectativas. Sin embargo empieza a ser muy conocida por sus colaboraciones a favor de causas solidarias. Entra en la década de los 80 con el disco ‘Green light’ y temas como este poderoso ‘River of tears’.
Y aunque Bonnie Raitt tenía una sólida carrera y el reconocimiento general, no acababa de encontrar esa canción que le diera fama mundial. Pero todo llega y en 1989 sorprende con el disco ‘Nick of time’, su primer número uno.
Raitt demostraba que también sin guitarra sabía defenderse. Y las ventas le acompañaban por primera vez tras 18 años de exitosa carrera y con su décimo disco. Con el siguiente, del 91, ‘Luck of the draw’, volvía a aporrear la guitarra con el single ‘Something to talk about’, que le valía llegar al número dos como disco y al cinco como single, el mejor puesto entres sus canciones.
Pero poco después Raitt volvía a lo más alto con otro número uno, en esta ocasión con el disco ‘Longing in their hearts’, en 1994, donde el single ‘Love sneakin’ up on you’ seguía explorando el rhythm and blues arropada por una banda inmejorable que hacía de sus canciones toda una ‘delicatessen’.
Raitt estaba en la cresta de la ola, con un gran directo publicado posteriormente, pero poco a poco su presencia se volvió nuevamente poco frecuente. Hasta 1998 no regresó a las listas de éxitos con el disco ‘Fundamental’, aunque fue otros cuatro años después, en 2002, con ‘Silver Lining’, cuando volvía a quedarse cerca del top ten. Esta vez con un sonido más pausado y mucho más delicado.
Es la línea que ha seguido más o menos desde entonces. No tan ‘guerrera’ ni con un sonido tan distorsionado, pero más certera y estable a la hora de componer. Y siempre con el directo como bandera. En 2005 llegaba el disco ‘Souls Alike’ con el single ‘I wil not be broken’.
Pero nos vamos con el que hasta ahora era su último trabajo, de 2012, y para el que dejó pasar mucho tiempo. Esa delicadeza en cada detalle hizo que fuera aclamado por la crítica y alcanzase por cuarta vez en su carrera el top ten de los discos más vendidos. Se llamaba ‘Slipstream’ y contenía grandes canciones como ‘Right down the line’.