Quique González, cómo hemos cambiado

Fuenlabrada

Muchos opinan que no se puede ser tan bueno. El precio que ha pagado Quique González por ello ha sido abandonar el circuito masivo de la fama para ser honesto con su música y ganar fieles verdaderos y no impostados. Ahora publica su noveno disco de estudio, ‘Me mata si me necesitas’, y este single, ‘Se estrechan en el corazón’, reafirma que es de los mejores trovadores actuales en castellano. Su camino comenzaba en 1998 con ‘Personal’.

Empezaba su carrera más rockero, pero con una voz más impostada y no tanta riqueza en sus músicas. Algo que empezaba a cambiar en 2001, con el disco ‘Salitre48’, con el que a veces casi se mimetizaba con el gran Enrique Urquijo, para el que de hecho ya había compuesto y grabado. ‘La ciudad del viento’ era un joya que potenciaba la guitarra acústica antes que la eléctrica.

Ya por entonces Quique se convierte en ese músico capaz de pasar de la guitarra al piano y cantar algo que toque el alma. Otra marca de la casa era ese sonido ‘Nashville’ folk con un toque rockero que desplegaba en ’39 grados’.

Sorprende escuchar cómo sonaban lo que eran poco más que maquetas. Su reputación crece dos años después con el disco ‘Pájaros mojados’, donde el single homónimo introducía una interesante sección de vientos.

Lástima que las multinacionales no supieran cuidar el diamante que tenían ya pulido entre manos. González decidió que lo mejor y lo más honesto era separase de ese ambiente y publicó con una independiente ese mismo año, 2003, ‘Kamikaces enamorados’. El single, ‘Calles de Madrid’, con Rebeca Jiménez, reflejaba una sinceridad y desnudez sonora sin precedentes.

Desde entonces la música de González ha estado menos respaldada, sí, pero ha sido cualitativamente mejor y sus directos son imprescindibles. Tanto, que es capaz de trasladarlos tal cual a un disco. Ocurría con su segundo disco ‘independiente’, más guitarrero pero grabado prácticamente del tirón y con toda la banda en estudio a la vez. ‘La noche americana’ era de 2005 y el tema de presentación era ‘Vidas cruzadas’.

Tras un directo con alguna nueva joya y la colaboración de multitud de grandes artistas, el nombre de Quique González no hace sino agotar las localidades allá por donde va. Vuelve a la escena discográfica en 2007 con el maravilloso ‘Avería y redención’, un álbum en el que muestra sus credenciales para coleccionar halagos entre la crítica especializada. ‘Hay partida’ era una colección de sonidos rock inigualable.

Tras alcanzar el punto más alto de su carrera, Quique decide viajar hasta la cuna del sonido, Nashville, donde en 2009 graba ‘Daiquiri blues’, un capricho delicioso que regresa en algunos temas al intimismo y el tiempo lento que tan bien maneja. ‘La luna debajo del brazo’ es un buen ejemplo.

Y como el experimento le salió bien, en 2013, tras un amplio parón para explorar directos y grabados, González regresó a Nashville para empaparse otra vez de las fuentes de tantas músicas estadounidenses. ‘Delantera mítica’ fue el resultado. Con él nos vamos, y con su single, uno de sus mejores temas: ‘Tenía que decírtelo’.