Irresponsabilidad

Este país estaría a la cabeza si se hiciera una competición internacional sobre irresponsabilidad. Hay que ver las muestras que damos continuamente.

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Quienes se llevan la palma son los políticos, seguidos muy de cerca por los líderes económicos y financieros. Tan abrumadoras son las muestras que uno se pregunta qué criterios se siguieron para su contratación y para que los queremos si por tal irresponsabilidad han cobrado una pasta gansa.

Ahí tenemos a los directivos de la CAM diciendo que ellos no sabían nada, que pasaban por allí y les decían lo que tenían que hacer; de paso cobraban un pastón. Ahí tenemos a los directivos de Bankia; ellos tampoco eran responsables, ni de las preferentes ni del uso fraudulento de las tarjetas black. Ahí tenemos a toda la cúpula del PP valenciano, empezando por Camps, sus trajes y sus mangoneos, y terminando por Rita Barberá que jura y perjura que ella estaba por allí para pregonar lo del caloret y de lo demás no sabe nada de nada. Ella a sus cosas.

Y la verdad que ante tamañas barbaridades no nos extrañamos demasiado; como mucho nos sonreímos. Llevamos la irresponsabilidad demasiado dentro de nuestros genes culturales. Me recuerda al niño que pillado por la madre, con la boca manchada de Nocilla, afirma que él no ha sido el que ha metido mano al bote. O al marido pillado infraganti: querida, esto no es lo que parece. En fin, que quieren que les diga…