Operación Antropoide

Alcobendas

Fue uno de los hombres más fuertes del Tercer Reich. Segundo hombre más importante de la Orden Negra y lugarteniente de Himmler, fue el responsable de los servicios de Inteligencia de las SS y el artífice de la Solución Final, el exterminio sistemático de millones de hombres en los campos de la muerte. Nombrado Protector Adjunto de Bohemia y Moravia en septiembre de 1941, su política persecutoria y opresora le hizo ser pronto conocido como el “Verdugo de Praga”, sin embargo, el hecho de que, para contentar a la población checa, mejorara las condiciones laborales de la población, entre otras medidas, siguiendo la estrategia del “palo y la zanahoria”, hicieron que desde Inglaterra se viera con temor el hecho de que pudiera crear simpatías hacia el nazismo, creando un efecto dominó en toda Europa.

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Así, el gobierno checo en el exilio, con la ayuda de Londres, decidió orquestar una misión secreta para acabar con su vida: fue la conocida como Operación Antropoide. Para llevarla a cabo se entrenó a un comando de oficiales checos que fueron lanzados en paracaídas sobre las cercanías de Praga tras ser entrenados en lucha cuerpo a cuerpo, tiro al blanco, sabotaje y uso de explosivos por expertos del SOE, el Grupo de Operaciones Especiales creado por Churchill para “prender fuego a Europa” luchando contra el nazismo.

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Una vez en tierras checas, los agentes enviados por Londres se emplearon a fondo para preparar el atentado que acabaría con la vida de Reinhard Heydrich. Finalmente, atentaron contra él a finales de mayo en una curva a las afueras de la ciudad de los reyes de Bohemia. Un episodio digno de novela negra en el que hicieron explotar una granada de mano contra el Mercedes descapotable del Reichsprotektor, para iniciarse después una persecución implacable. Muerto varios días después de septicemia, su funeral fue una ceremonia de Estado donde el propio Hitler le recordó como a un héroe de la patria. Las represalias serían terribles contra la población checa, costando millares de víctimas e incluso la destrucción de todo un pueblo, la aldea de Lídice, donde los nazis exterminaron a toda la población.

El comando enviado por el SOE fue finalmente traicionado por uno de los miembros de la Resistencia y acorralado en la cripta de la Iglesia ortodoxa de los Santos Cirilo y Metodio. Aquel fue uno de los golpes maestros de la Inteligencia enemiga contra el Estado Mayor nazi y supuso el comienzo del Crepúsculo de los Dioses genocidas.

Hoy, en nuestra sección de misterios de la Historia, hablamos con Óscar Herradón, redactor jefe de la revista Enigmas y autor del libro Los Magos de la Guerra, sobre este episodio fascinante de la Segunda Guerra Mundial.