Enésima final en un campo en miniatura

Alicante

Los partidos y, en consecuencia, a veces los campeonatos, se deciden en los pequeños detalles. El Hércules se juega seguir entre los cuatro primeros y continuar con la presión a los de delante, en un campo pequeño, dónde los detalles pueden resultar fundamentales. Curiosamente, ante un equipo que desprecia el juego propio de un campo de las características del suyo.

Llega el conjunto blanquiazul al encuentro sin su alma, Paco Peña, y con Rojas confirmado en el lateral derecho. Sonríe Connor que podrá jugar en la izquierda, su hábitat natural pese a que este año ha hecho buenas migas con el costado derecho. La posibilidad de hacer daño con el juego aéreo ha pesado en la decisión de Mir. Para acompañar a Mainz en la vanguardia hay muchos voluntarios. Gato, Mariano y Miñano pueden ser los elegidos.

La elección que tome el técnico blanquiazul será clave para descifrar qué Hércules saltará al césped tarraconense. El estilo, aveces, se define en los nombres, y cada una de las posibilidades muestra unas intenciones distintas. Intenciones de las que el preparador no quiere desvelar lo más mínimo.

Y mientras Vivancos, ese joven espigado que llegó al Rico Pérez con la esperanza de recuperar la sonrisa y que sólo ha acumulado lesiones para su desgracia, espera entrar en la lista. Significa comenzar a ver la luz al final del túnel y sumarse a la batalla, a las cinco que le quedan al Hércules antes de que comience lo serio, las eliminatorias.

Enfrente un rival que también lleva una buena dosis de presión a sus espaldas. Distinta a la alicantina, ya que mira a los ojos al descenso. Saben los catalanes que los errores ahora se pagan a precio de caviar y enfrente tienen a un miura que ha puesto la velocidad de crucero en las últimas semanas. Pese a todo su intención es discutirle al balón a los de Mir, porque creen que ha partir de ahí se genera el fútbol. Estilos similares en un campo de juguete, la enésima final del Hércules. Y no será la última.