Cuenca a través de los libros

Cuenca

La última sorpresa literaria para Cuenca ha sido la novela ‘Los caprichos de la suerte’ de Pío Baroja. Se quedó sin editar cuando falleció el escritor vasco y recientemente, en noviembre de 2015 veía la luz.

“Elorrio y Muñoz pensaron detenerse en Cuenca y orientarse un poco y ver qué pasaba por allá. [..] Las hoces del pueblo fue lo que más sorprendió a Elorrio en la ciudad, sobre todo vistas a la luz de la luna. [...] Cuenca tenía desde lejos un aire guerrero, plantada en su cima. Se alzaba frente a la llanura cruzada por sus ríos con su presencia de fortaleza, en otro tiempo inexpugnable”.

Pío Baroja conocía bien la ciudad de Cuenca y ya la había retratado en otras novelas suyas como ‘La Canóniga’, de 1929 o ‘Los recursos de la astucia'.

“Cuenca, como casi todas las ciudades interiores de España, tiene algo de castillo, de convento y de santuario. […] El foso, por el que corre el río Huécar, en otro tiempo y como medio de defensa, podía inundarse”.

Ya en el siglo XIX, el escritor canario Benito Pérez Galdós se acordaba de Cuenca en el volumen 45 de los Episodios Nacionales, el tomo titulado ‘De Cartago a Sagunto’.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

“Ya era más de media noche cuando entramos en Cuenca. Nuestros pobres huesos y nuestros desmayados espíritus tuvieron descanso en la mejor fonda de la Carretería , parte llana de la ciudad.

Al siguiente día, 12 de Julio, fecha que no se me olvidará mientras viva, el molimiento de nuestros cuerpos nos retuvo en las ociosas lanas más tiempo de lo que acostumbrábamos. Levantose Silvestra de mal talante, que manifestaba con agrias y descomedidas voces, y agarrando sus libros de rezos y su rosario requirió mi compañía para ir inmediatamente a la Catedral , pues quería prosternarse ante el sepulcro del bendito San Julián, Obispo de Cuenca.

Salimos los tres y nos dirigimos por la Carretería hasta una vetusta puente sobre el río llamado Huécar, la cual une la ciudad vieja con los arrabales.”.

El Crimen de Cuenca, historia ocurrida en la década de los 20 del siglo XX, entre Osa de la Vega y Tresjuncos, ha dado para muchas páginas. Apuntamos aquí algunas referencias:

- “El crimen de Cuenca”, de Alicio Garcitoral. 1932. (Publicado en otra edición en 1981).

- “El lugar de un hombre”, de Ramón J. Sender. 1939, revisada en 1958. (Trata sobre el error judicial de Osa de la Vega ).

- “El crimen de Cuenca”. Salvador Maldonado. 1979. Dio paso a la película de Pilar Miró.

Los autores conquenses también se han fijado en Cuenca que sale muy bien reflejada en los libros de Raúl Torres, por ejemplo. El periodista Raúl del Pozo sitúa la acción de ‘Ciudad levítica’ en Cuenca y ‘El reclamo’ se ubica en la Serranía.

Y José Luis Coll, escritor y humorista, nos contó la historia de un niño, como lo fue él, en una ciudad, como Cuenca, en los años de la guerra civil en el libro ‘El hermano bastardo de Dios’, que fue llevado al cine en 1986 en una película dirigida por Liberto Rabal.