El cementerio judío vuelve a mimetizarse en El Berrocal

Plasencia

El Cementerio judío de Plasencia, del que se tiene referencia desde el siglo XII y que estuvo en uso hasta la expulsión de los judíos en 1492, es una de las joyas el patrimonio hebraico en la ciudad.

Desde hace años se viene denunciando periódicamente su mal estado y su degradación. La causa es simple, su ubicación, como marcan las leyes judías, en un lugar que ha permanecido virgen, en pendiente, a las afueras de la ciudad y orientado a Jerusalén.

Debido a su ubicación en el paraje conocido como el Berrocal, una colina con grandes canchales de granito, y a la dificultad de su acceso y su orografía han preservado las más de 20 tumbas antropomórficas excavadas en la roca de los avatares de los siglos, de la expansión de la ciudad, de la construcción, de las carreteras y de las industrias. Pero no lo libra cada primavera de que los pastos y las hierbas crezcan a su alrededor y se haga incluso difícil diferenciar las tumbas o las señales de la cantera que allí se instaló en el siglo XVI.

En esta ocasión ha sido el PSOE de la ciudad de Plasencia quien ha denunciado el mal estado no sólo de las tumbas, sino también de la inversión realizada en años anteriores por la Junta de Extremadura para la perimetración y señalización del osario hebraico. También que los caminos y senderos que llevan hasta él han desaparecido bajo la hierba y las flores de la primavera, lo que complica su acceso.

Es por ello que se pide la intervención urgente de la Brigada Verde municipal y de la Brigada de Obras para que con una inversión mínima se pueda poner en valor en valor uno de los pocos cementerios judíos que se conservan en España de época medieval. Al menos que se puedan diferenciar las tumbas y acceder a su visita.