Un nombre para un colegio
Para dar nombre a un colegio, el primer criterio que se exigiría hoy por hoy es que el personaje en cuestión fuese mujer para intentar suavizar el gran desequilibrio que existe actualmente respecto a los colegios públicos cuyo titular es un varón

Valencia
UN NOMBRE PARA UN COLEGIO
El nuevísimo colegio público conocido como CEIP nº 100 de la calle Puerto Rico de Ruzafa no tiene nombre oficial, y hace unos meses, desde el mismo colegio y el AMPA se lanzó una campaña por las redes sociales para decidir, mediante votación popular, cuál era el preferido por los vecinos, estudiantes, padres y claustro de profesores.
Según el blog del AMPA, el claustro de profesores había propuesto cuatro nombres: Barri de Russafa, Poeta Al-Russafi, Mestre Ripoll y Mercé Viana, mientras que los padres y madres del AMPA habían propuesto el nombre de la maestra Buenaventura Clavero. Después, durante las votaciones, surgieron nombres como el del escritor Josep Valor, el del pedagogo Gonzalo Anaya o el de Puerto Rico, por ser esta la calle donde se ubica el centro.
MUJER, MAESTRA Y VINCULADA AL BARRIO
Para dar nombre a un colegio, el primer criterio que se exigiría hoy por hoy es que el personaje en cuestión fuese mujer, para intentar suavizar el gran desequilibrio que existe actualmente respecto a los colegios públicos cuyo titular es un varón. Y es que, igual que pasa en el nomenclátor de calles, tan solo el 3% de los colegios de la ciudad de Valencia, sin contar los dedicados a santas y vírgenes, llevan el nombre de una mujer.
Ser pedagoga y maestra, también debería ser un requisito, aunque no es indispensable. Y la vinculación del topónimo con la zona y el entorno es también muy importante. Una calle dedicada a un personaje que nació, vivió o murió en ella, como pueden ser la de Eduardo Escalante o Cirilo Amorós, por poner dos ejemplos conocidos, conceden al topónimo el valor añadido de la vecindad y el arraigo, y ayuda a la conciliación entre la historia compartida y el imaginario colectivo.
BUENAVENTURA CLAVERO ARÉVALO
Buenaventura Clavero Arévalo es el nombre propuesto por el AMPA para dar nombre al CEIP nº 100 de Valencia. Buenaventura pasa por ser la primera maestra de niñas de Ruzafa, allá por mediados del siglo XIX, y una de las damnificadas del terrible accidente que tuvo lugar en la Escuela de Instrucción Primaria del entonces poblado de Ruzafa, el 2 de junio de 1863. Las escuelas, situadas donde actualmente se encuentra el colegio Balmes, se vinieron abajo tan solo cinco meses después de ser inauguradas, lo que causó la muerte del maestro Francisco Javier Aguilar y de diez de sus alumnos de entre cuatro y diez años de edad. Uno de esos niños, Ventura Esperáfico Clavero, de ocho años, era hijo de la maestra de niñas Buenaventura Clavero, que se encontraba en el momento del suceso en el ala reservada para las féminas y que no sufrió ningún percance.
El gesto heroico del Maestro Aguilar durante el desalojo de la escuela, unido al cariño que le profesaban los vecinos de Ruzafa, propició que se rotulara con su nombre la misma calle que vio levantar su centro escolar y donde finalmente murió. Hace tres años, en junio de 2013, se colocó una placa en la fachada del colegio Balmes recordando el 150 aniversario del suceso y sirvió, cuanto menos, para volver a poner en relieve la historia educativa de Valencia, de Ruzafa y de uno de sus primeros protagonistas.
La maestra Buenaventura Clavero, que perdió a su hijo en el accidente, siguió luchando por los derechos educativos de las niñas de Ruzafa, tal y como se recoge en un escrito dirigido por ella misma al Gobernador Civil en 1863, donde reclama que “se habilite un local para las 150 alumnas matriculadas”1. La primera Mestra de Xiquetes de Russafa, que también sufrió la negligencia de constructores y políticos y que siguió ejerciendo y exigiendo una escuela digna, cumple con todos los requisitos para que su nombre quede inmortalizado en una institución educativa del barrio. En el CEIP nº 100, por ejemplo.
Puedes leer el artículo completo en: http://valentinatopofilia.wordpress.com/
1.- Datos extraídos de Godofredo Ros, Nuestras Calles, del diario La Voz de Valencia de 1928 y de José Miguel Giménez Guarinos, que escribió un artículo para el Levante EMV bajo el título “Don Francisco Javier Aguilar Solaz” en 2013.




