Un año después
El 24 de mayo de 2015, los resultados de las elecciones municipales propiciaban un vuelco político en el escenario local
Valladolid
Todos los analistas decían que iban a ser unos comicios diferentes y, aunque los pronósticos que anunciaban el fin del bipartidismo se quedaron algo por debajo de las expectativas, el mapa político no ha vuelto a ser el mismo.
Valladolid es una de las ciudades a las que llegó el cambio. Tuvo que ser, como en otros lugares, por la vía del pacto ya que el PP volvió a ganar las elecciones. El PSOE, de hecho, obtuvo sus peores resultados con ocho concejales, pero el crecimiento de la plataforma Toma la Palabra, integrada entre otros, por Izquierda Unida, y la aportación de Sí se Puede, marca de Podemos en la ciudad, fue suficiente para conformar un pacto que alcanzó la cifra mágica de 15 ediles, suficientes para gobernar la ciudad.
No hay que olvidar que todo esto no hubiera sido posible sin el descalabro de los populares que de gobernar cómodamente con 17 concejales pasaron a tener 12. Ni siquiera los dos escaños que entonces obtuvo Ciudadanos hubieran sido suficientes para mantenerse al frente del gobierno municipal tras cinco legislaturas consecutivas de mayorías absolutas encadenadas.
Gestos y realidades
Tras las votaciones, el acuerdo fue muy rápido, planteado la misma noche electoral y desarrollado en una serie de reuniones negociadoras que, incluso, fueron difundidas a través de las redes sociales. A mediados de junio llegó la constitución de la nueva corporación, en la que no estuvo presente Javier León de la Riva, quien había recibido el 29 de mayo, apenas cinco días de conocer que perdía la alcaldía, la sentencia condenatoria por el 'caso de los áticos'.
La puerta principal del Ayuntamiento, abierta para el acto de constitución ya no se volvió a cerrar, un símbolo que el nuevo equipo de gobierno pretendía contraponer a la decisión de la corporación anterior que sólo permitía el acceso a través de la puerta de la calle Manzana, que ahora ha sido cerrada, algo criticado por la oposición.
La apertura de dos comedores escolares en verano o la disolución de la unidad de policía a caballo fueron algunas de las primeras actuaciones puestas sobre la mesa por la nueva corporación. La "apertura de cajones" que, tradicionalmente, se vincula con los cambios de gestión ha permitido que trascendiera la situación del club de baloncesto local o que se conociera el detalle de la abultada deuda del proyecto ferroviario.
Óscar Puente se ha definido durante este tiempo como el alcalde del "cambio tranquilo", pero la falta de una actuación en la Sociedad Mixta de Turismo, el mantenimiento de actividades en la Cúpula del Milenio, o la insistencia en defender certámenes gastronómicos como referente turísticos, cuestiones todas ellas muy cuestionadas por el propio Puente en la oposición, han sido punta de lanza de las críticas del PP en estos meses.
Tampoco satisface en las filas populares la gestión que se ha hecho del remate de las obras del Mercado del Val y la adjudicación de los puestos vacantes, o los retrasos que atribuyen a proyectos de ciudad como la Ciudad de la Justicia, que se quiera ubicar ahora en el centro de la ciudad, o del soterramiento, aún asumiendo que la situación económica es más que complicada.
Las relaciones entre quienes gobiernan y quienes forman el grupo mayoritario de la oposición no son precisamente buenas. Por un lado, están las críticas por aprovechar o apuntarse como propios gestiones de la etapa anterior. Por otro las acusaciones al actual alcalde de actuar con ánimo de revancha, como sucedió con toda la polémica de los sueldos en la corporación municipal.
Mario Alejandre
Cuenta lo que pasa en Valladolid y en Castilla y León desde que se incorporó a la SER, en el verano...