De Amancio Ortega, el PSOE y Leopoldo María Panero
A Coruña
Lunes, 26 de septiembre
Fue un día de análisis de los datos que han dejado las elecciones gallegas, que supondrán cuatro años más de mayoría absoluta del PP y de Núñez Feijóo en la Xunta. Satisfacción en el Partido Popular, cierta decepción en En Marea, promesas de autocrítica en el PSOE y alivio en el BNG. Son las sensaciones que trasladaron dirigentes de estas formaciones políticas en la provincia. En la ciudad de A Coruña, el PP ve vía libre para recuperar la Alcaldía, aunque la izquierda recuerda que siguen siendo mayoría.
Los resultados han confirmado la potencia del Partido Popular y el tirón de su líder en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, frente a una izquierda que, salvo el BNG, tuvo que montar sus candidaturas de prisa y corriendo, y fue incapaz de visualizar que existía una alternativa seria y solvente. Para En Marea llega la hora de la verdad -la de la vida parlamentaria-, el PSdeG afronta -entre sus propios problemas y la guerra abierta en el PSOE- su peor crisis en años, y el BNG cometerá un grave error si se contenta con haber ganado unas encuestas que había despreciado. Las encuestas valen o no valen; no es admisible que sólo sean válidas si benefician los propios intereses. La realidad de los nacionalistas es que, en resultados, continúan con pérdida de apoyos.
Martes, 27 de septiembre
El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, insistió en su propuesta de un acuerdo con el PSOE que aporte estabilidad al Gobierno municipal. La idea, que ya había explicitado en otras ocasiones, obtuvo en ésta mejor acogida en las filas socialistas. Tras más de un año de disputas y desencuentros, Marea Atlántica y PSOE intentan de nuevo impulsar un clima de entendimiento que permita, de entrada, aprobar los presupuestos de A Coruña del próximo año en tiempo y forma.
Si eso se convertirá en una fórmula estable que garantice la gobernabilidad es algo que aún está por ver, por el clima de colaboración de la reunión de la tarde del jueves abre un nuevo escenario. Defendimos desde el inicio del mandato una fórmula de entendimiento entre unos y otros, porque sus disputas sólo perjudican a los ciudadanos. Si unos y otros creen que esta relación se basa en apuntarse tantos para ganar a los puntos se han equivocado de plano. Hasta el propio portavoz socialista, José Manuel Dapena, confesó que ahora era más fácil el acuerdo porque no había elecciones, lo que es tanto como admitir que hasta ahora se han movido por intereses partidistas.
Miércoles, 28 de septiembre
La Plataforma polo Dereito ao aborto dió un paso más en sus denuncias sobre la falta de asistencia sanitaria a mujeres que se vieron obligadas abortar solas. Reclamaron la apertura de un proceso penal contra el Sergas para depurar responsabilidades al entender que se vulneraron los derechos fundamentales de estas mujeres. El miércoles se reunieron con responsables de la Fiscalía Provincial de A Coruña.
Corresponda a quien corresponda, la investigación debe llegar hasta el final, debe depurar responsabilidades y, lo que es más importante, debe establecer los mecanismos para que las mujeres que pasan por este trance reciban la mejor atención. Ganar las elecciones está muy bien, pero la obligación ahora es gobernar.
Jueves, 29 de septiembre
La guerra abierta en el PSOE se evidenció también en la agrupación local de A Coruña. Si la secretaria general de la agrupación, Mar Barcón, apoya a los barones, la concejala Yoya Neira ha salido en defensa de Pedro Sánchez. También el parlamentario autonómico electo Juan Díaz Villoslada censura la dimisión de los afines a los barones territoriales. Al cruce de declaraciones se unió también el presidente de la Diputación de A Coruña, Valentín González Formoso, que censuró la intromisión de Felipez González en el debate interno del PSOE.
Por momentos parece como si los dirigentes socialistas se hubieran apropiado de la frase del poeta Leopoldo María Panero: "me destruyo para saber que soy yo y no otro".
Viernes, 30 de septiembre
Ajeno a cualquier vaivén político, a los estudios que alertan de una paralización de la economía por el bloqueo de gobierno y a cualquier otro obstáculo que pudiera aparecer en su camino, el multimillonario Amancio Ortega siguió adelante con sus operaciones, imposible para la mayoría de los mortales. A través de Pontegadea, el fundador de la multinacional de la moda de consumo Inditex adquirió la Torre Cepsa de Madrid por 490 millones de euros.
El asunto debe de tener su calado e incluso su valor simbólico, porque la noticia fue portada en los grandes medios, ocupados en los últimos días de la guerra socialista. Seguro que a Ortega la frase de Panero le parece una soberana estupidez.
Marcos Sanluis López
Director de Contenidos de Radio Coruña Cadena SER. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Santiago...