Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast
Sociedad
85 Aniversario radio Valencia

Perdón

Un relato de Vicent Molins

Patricia Bolinches

Valencia

El pianista Gonçal Marques está caminando por la vía Jacaranda. Lo hace solo porque circula por una parte de la noche en la que únicamente las almas de los serenos siguen despiertas. Ha sido un día cargado, húmedo y siniestro, por eso estas horas son pesadas y fluyen deformes. La vía Jacaranda tiene una belleza imprevisible: tan tupida de aromas y árboles en mitad de la ciudad que atravesarla es como rasgar el bosque al paso. El suelo de la vía Jacaranda es un entramado geométrico que encaja como un puzzle perfecto hecho con millones de piezas. Gonçal Marques mira fijamente hacia el suelo en su travesía y se siente obligado a levantar la vista para no perderse entre el laberinto adoquinado.

Dirige sus pasos hacia la parte final de la calle, donde Radio 2 tiene sus estudios. Exteriormente es un somero edificio de oficinas, de muros grises disimulados por carteles gigantes en los que las estrellas de la casa posan sonrientes delante de fondos corporativos de colores rojos.

Marques conoce bien el camino porque ha acudido en un puñado de ocasiones para ser entrevistado. Como cuando fue el pianista más joven del país en actuar en el Young Hall de San Francisco; entonces era imberbe y tenía su mente vacía de culpas. Como cuando recibió el premio Internazionale en Roma al mejor músico del año; entonces todavía sonreía inocente, tenía la perspicacia del que avanza triunfante sin apenas pretenderlo. Como cuando el Palacio Universal de Madrid se rindió a sus pies y no pudo dormir en toda la noche, sudando ante un pensamiento; entonces era demasiado pronto para haber llegado a lo más lejos pero demasiados tarde para disfrutar como al principio. En una de las entrevistas en Radio 2 confesó su angustia: "el triunfo precoz es un error irreparable". Já.

Otras veces caminando por vía Jacaranda, cuando ensayaba mentalmente qué nueva machada ocurrente podrían celebrarle, pensó en lo fulminante que le resultaba poder decir que sólo había sido un legendario pianista. Era un hijo fallido, desagradecido, era un amante torpe, incapaz de sostener el amor más allá de un fogonazo, era un amigo inconsistente, era una persona asolada por su muda convicción de creerse un poco mejor que el resto. Además no soportaba comenzar a perder su densa caballera mientras que una pelambrera de aúpa le cubría la espalda.

Al llegar a la radio, traspasar el zaguán, silencioso tal que el mármol, sin nadie con quien cruzar una mirada, Gonçal se dirige a la máquina de venta de tickets para participar en el programa del Perdón. El programa del Perdón comenzó el año pasado provocando un pequeño revuelo en el sector. El primer espacio radiofónico tratado como un artículo de máquina de vending, tituló algún medio.

Aquel que quiere manifestar su perdón público llega nocturno a Radio 2, adquiere su acceso, supera los torno y posa su trasero sobre la silla del estudio, un pequeño cuarto de luz tenue. El programa tiene una hora de duración y emite en directo, imprevisible. A veces no acude nadie. Otras veces se forma una cola menuda de dos o tres personas. Ocurre algunas noches que los testimonios son breves o que un solo alegato de perdón se extiende en el tiempo. La búsqueda del perdón es una necesidad de comportamiento variable.

Gonçal se coloca frente al micro. Solo. Siente como si una grieta se ampliara hasta romperle el cuerpo en pedazos. Está a punto de emprender un camino sin retorno. De clamar sus culpas, su responsabilidad en una masacre callada que ha arruinado las vidas de todos aquellos quienes quisieron amarle.

- Qué iba a hacer, qué iba a hacer, si... — musita entre los labios, en un conato, masticando su saliva, incapaz de hablar.

En algunas camas quienes no duermen escuchan a Gonçal Marques callar, con una respiración fuerte que retumba a quejido. Los más juguetones fantasean con adivinar quién estará allí detrás, cuál será su desajuste, por qué habrá ido, de qué estará pretendiendo escapar, qué irá a decir. El silencio comienza a comerse al pianista, reducido a un pequeño sonido monótono, inalterable.

En unas pocas horas la vía Jacaranda bullirá de historias y será el jaleo. Al salir Gonçal no ve a nadie. Se nota completamente ligero, sin ninguna expectativa que cumplir al fin. Sabe que nunca más volverá a hablar ni a acercarse al piano. Mira hacia delante y sonríe. Shhh. Entonces se pierde para siempre en el laberinto adoquinado. "Son las cuatro, las tres en las Islas Canarias".

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir