"España. Centro del mundo"
Ciudad Real
El pasado mes de abril se publicó un libro excelente sobre España. Como es habitual, un inglés aborda de forma minuciosa el Siglo de Oro desde varios aspectos. Pero lo más llamativo es el tono que imprime a su relato Robert Goodwin, de sólo 45 años.
Su descripción de las cosas y acontecimientos va más allá del pragmatismo y sobriedad usual de los historiadores. Sus palabras y reflexiones sobre España se hacen desde la más extraordinaria admiración hacia lo que él considera una nación formidable y silenciosamente envidiada en otros países. De hecho, critica abiertamente el desdén y desconsideración con el que los propios españoles apreciamos nuestra historia.
“España. Centro del mundo”, así se titula este ensayo histórico de una época en la que nuestros dominios se extendían desde los Países Bajos, Alemania e Italia a través de los océanos, hasta México, Perú, California y a través del Mar del Sur hasta Filipinas. Una época en la que floreció una gran corriente cultural irrepetible, con Miguel de Cervantes, Quevedo, Lope, Velázquez, Murillo o Zurbarán.
No voy a entrar a valorar lo acertado o errado de sus opiniones sobre el Imperio español, sino a la fascinación que muestra Mr. Goodwin por este país nuestro. No debía ser preciso recordar que España fue la primera nación de la historia con posesiones en todos los continentes, ni que se crearon universidades y escuelas, se impulsó el valor de la ley y la búsqueda de la igualdad de oportunidades, la necesidad de la banca y el gobierno municipal.
De su libro se trasluce su pesar por lo irracional del sentimiento trágico antiespañol, por su manía fagocitaria o por haber permitido que los enemigos históricos de la Corona acrecentaran la falsedad de la leyenda negra. En resumen, un inglés hablando con pasión del carácter de los españoles y de la grandeza de esta nación.
El 12 de octubre de cada año debería ser un referente en nuestro calendario, el día de nuestra Nación, coincidente con aquella otra efeméride en la que el genovés descubrió América. Todavía queda mucho por escribir sobre la aventura española en esa y otras tierras que poseímos.
Deberíamos dejar de avergonzarnos con las falsedades vertidas, con la demagogia clásica que emplea esa clase social y política analfabeta y comprometida con valores destructivos. No es a Colón ni a América a quién debemos festejar, sino a España. Una nación descarnada y amenazada por el sinsentido de sus pervertidos hijos. Gracias Mr. Goodwin.
