‘La firma del autor’, clave para detener al pederasta de Ciudad Lineal
El responsable de la ‘Operación Candy’ ha relatado en la Audiencia Provincial los detalles de la investigación que acabaron con la detención de Antonio Ortiz en septiembre de 2014, un año después de la primera agresión
Madrid
Este jueves han prestado declaración en la Audiencia Provincial los principales responsables de la ‘Operación Candy’, un dispositivo que se puso en marcha a raíz de la segunda agresión sexual que se juzga en este proceso y que acabó con la detención de Antonio A. Ortiz en Santander el 24 de septiembre de 2014, justo un año después de abusar, supuestamente, de su primera víctima, una niña de cinco años a la que abordó en un parque infantil y engañó diciendo que conocía a su madre y que tenía que darle unas bolsas.
La forma en la que persuadía a las víctimas, diciéndoles que iban a gastar una “broma” a un familiar o a probarse ropa, los vehículos que utilizaba, un Toyota o un Citroën Xsara, o la zona y la hora a la que se produjeron las agresiones fueron las pistas que ayudaron a la policía a percatarse de que estaban ante un pederasta en serie. Es lo que se llama “la firma del autor”, explicó el inspector jefe del SAF.
La descripción física que dieron las víctimas también ayudó a la identificación de Antonio Ortiz. El aspecto del agresor coincidía en el testimonio de las niñas: un hombre alto, rubio, con una verruga y musculado. El responsable del operativo aseguró que se pasaba hasta seis horas diarias en el gimnasio.
Otra de las claves para su identificación fue la descripción que las niñas hicieron del inmueble en el que presuntamente abusó de al menos dos de ellas, el conocido como “piso de los horrores”, propiedad de la madre del procesado. Una de ellas consiguió dar algunos detalles que facilitaron su hallazgo a pesar de que la había drogado con Diazepam. En esa casa la policía científica halló restos genéticos de una de las víctimas. Además, se registraron miles de llamadas y las que hizo Ortiz le sitúan cerca del lugar de las agresiones.
El responsable del operativo reconoció que no fue fácil dar con él. Llegó a haber hasta 50 sospechosos. Pero, a su juicio, hay una “prueba del 9”, y es que “una vez detenido no se ha vuelto a dar ni en Madrid ni en la Comunidad ni el resto de España un hecho semejante”.