Delphi anuncia el cierre de su planta de Belchite
La auxiliar del automóvil emplea a 50 trabajadores en esta localidad de forma directa. En Tarazona, el cierre se produjo en 2007 y sumió en una crisis industrial a la comarca, que ahora se recupera con Cooper Standard
Zaragoza
Asimilando el mazazo. Así están trabajadores, ayuntamiento y comarca, desde que el martes Delphi trasladara su intención de cerrar la planta de cableado para automóvil que tiene en Belchite. Es la empresa más grande de la zona y emplea a 50 personas de manera directa.
La factoría que suministra a General Motors llegó a tener hasta 1.200 trabajadores. Tras varios ERES, su cierre era algo temido. Carmelo Pérez, alcalde de Belchite, reconoce que sabían que "tenía un límite de vida, estaba claro" pero "no esperábamos que fuera ya, ni muchísimo menos". No obstante, todavía no hay fechas concretas para el cierre.
El alcalde de Belchite ha solicitado una reunión con la consejera de Economía, mientras exige que el Instituto Aragonés de Fomento desbloquee la negociación con una empresa que podría crear 30 empleos en el polígono local, que "vendrían muy bien".
Antes fue el cierre de Tarazona
El cierre de Delphi en Belchite despierta viejos fantasmas en Tarazona, donde se conocen de sobra los efectos que producen las deslocalizaciones de la multinacional.
En el año 2007 salían de la planta de Tarazona los últimos 320 trabajadores de Delphi. Era el final de un goteo de despidos que había dejado a 700 trabajadores, entre fijos y temporales, en paro en los años anteriores. Fue poco antes de Navidad cuando se anunció el cierre de la planta de Tarazona. En ese momento, en Belchite se contabilizaban más del doble de los trabajadores con los que ahora echa el cierre la compañía.
El efecto del cierre fue brutal, más aún cuando no era la primera vez que Delphi golpeaba al Moncayo. La zona todavía no había recuperado los 560 despidos directos que provocó en 2001 el cierre de la planta de Ólvega (Soria); como si en Madrid se hubiera despedido a 670.000 personas de golpe, aseguraron entonces en el Senado.
En ambos casos, la multinacional ofreció indemnizaciones cuantiosas: 85 días por año trabajado. Cantidades que no fueron suficientes para evitar la grave crisis industrial que desoló a la comarca en los años posteriores disparando las cifras de desempleo. Se habló entonces de planes de industrialización y de trato preferente para Tarazona, que quedó en papel mojado.
Hoy en la antigua planta de Delphi comienza a andar Cooper, un balón de oxígeno para una comarca que sabe de sobra la riqueza que produjo Delphi con su llegada y los devastadores efectos que deja tras su marcha.