Una escuela sin exámenes
El profesor César Bona apuesta en "Las escuelas que cambian el mundo" por la innovación y el emprendimiento social en las aulas
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La educación del futuro.
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Bilbao
Miles de estudiantes, profesores y padres y madres han tomado las calles de Euskadi esta semana en protesta por la LOMCE y las reválidas, un gesto más en contra de la apuesta educativa del gobierno. Inmersos en el debate sobre el futuro de la educación, el profesora César Bona, finalista en el Global Teacher Prize y autor de "La nueva educación", del que vendió más de 50.000 ejemplares, aboga en su nuevo libro "Las escuelas que cambian el mundo" en A vivir que son dos días Euskadi por la innovación y el emprendimiento social en las aulas.
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Para ello, ha recorrido institutos, colegios y escuelas de todo el estado conociendo las distintas fórmulas que utilizan en los diferentes centros, integrantes todos ellos de la red mundial de Escuela Changemaker de la Fundación Ashoka, la mayor red de emprendedores sociales del mundo. Entre esos colegios, Amara Berri, en Donostia, un centro creado hace 40 años y concebido con una visión transformadora.
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En palabras de Amando Pavía, profesor del colegio, "aquí todo tiene un para qué". En Amara Berri no hay exámenes, los alumnos se mezclan por edades, cuentan con unas amplias instalaciones dotadas de estudios de radio y televisión, y disponen de una emisora, un periódico y una página web a los que pueden acceder las familias. Según explica Maribi Gorosmendi, la escuela se concibe con una sociedad que permite desarrollarse y vivir plenamente a los a alumnos. Tienen un mercado donde aprenden a contar, los alumnos organizan charlas con las que exponen los temas que estudian, y son los propios alumnos los que por turnos dirigen la biblioteca del centro.
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En 1990, el Gobierno Vasco designó a esta escuela Centro de Innovación Pedagógica. Cuenta con más de 1300 alumnos y 100 profesores y es el centro más grande de Euskadi. Utilizan el juego basado en la imitación de las actividades de los adultos para el desarrollo de competencias y aceptan que cada persona posee un potencial propio diferente al resto.
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Para César Bona, el fin de la escuela tiene que ser el de "construir personas porque la educación es un bien común y la diversidad un elemento enriquecedor". Preguntado por la LOMCE, Bona sostiene que se debe escuchar más a los alumnos y a los padres, y mirar menos al exterior.
