Destapan una trama de estafas inmobiliarias en el Mar Menor
La Guardia Civil detiene a dos personas y esclarece cinco estafas. Los estafadores se quedaban con el dinero de las reservas de alquileres que finalmente no se producían

Guardia Civil

Murcia
La Guardia Civil, en el marco de la operación 'Armel', ha detenido a dos personas, vecinas de Bigastro (Alicante), por estafa, al quedarse con el dinero de las reservas de alquileres de viviendas en el mar Menor que finalmente no se producían.
Fuentes de la Benemérita indicaron que, hasta el momento, se han esclarecido cinco hechos delictivos tras las denuncias presentadas ante la Guardia Civil de Cieza en las que los perjudicados referían haber entregado ciertas cantidades de dinero para el alquiler de apartamentos vacacionales a un mediador.
Esta persona, finalmente, alegaba cualquier excusa para negar su ocupación en las fechas convenidas, sin reintegrar el importe abonado por la reserva. Las pesquisas practicadas por la Benemérita permitieron averiguar la identidad de los propietarios de las fincas que, ajenos a estas prácticas delictivas, habían puesto en manos de una tercera persona la gestión del alquiler de sus viviendas.
Fruto de la investigación se detectaron otros cinco casos de personas perjudicadas en distintos puntos de la Región estafadas con el mismo método, por lo que se detuvo en primer lugar a un hombre de nacionalidad española y vecino del Bigastro (Alicante), el mismo lugar de residencia que la segunda persona detenida, que recibía los ingresos de alguna de las víctimas a través de una cuenta bancaria a su nombre.
La Benemérita ha constado que las estafas han perjudicado tanto a los propietarios de las viviendas como a los futuros inquilinos, de tal forma que ambos eran engañados para obtener ingresos económicos de manera fraudulenta.
Para consumar el delito uno de los arrestados contactaba con los dueños de las fincas, a los que se ofrecía como gestor inmobiliario, garantizando cierta selección de los clientes para asegurar un buen uso de las residencias.
Una vez contaba con su permiso y mediante carteles anunciadores que colocaba en los inmuebles, facilitaba su número de teléfono para que los interesados contactasen con él.
La estafa se consumaba cuando los futuros arrendatarios le abonaban un adelanto del alquiler y días después recibían la llamada de este supuesto mediador que, alegando cualquier tipo de inconveniente, les comunicaba que la ocupación no podría llevarse a cabo sin reintegrales, finalmente, el dinero de la reserva.

Ruth García Belmonte
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UCAM, es la directora de Contenidos de la SER en la...




