Ibarra: "Fidel Castro era fascinante como persona pero yo no viviría en su régimen"
El expresidente de la Junta rememora en la SER la visita a Mérida en 1998 del comandante cubano al que define como "muy inteligente y culto" aunque "presidía un país sin libertad"
Mérida
Juan Carlos Rodríguez Ibarra se ha pronunciado en SER Extremadura sobre Fidel Castro tras la muerte del mandatario cubano este sábado en La Habana. El expresidente de la Junta de Extremadura elogia la figura del revolucionario cubano como persona pero rechaza el régimen que presidía. "Era un personaje histórico con una personalidad acentuadísima y para muchas personas era un ejemplo de rebeldía y desafío al sistema establecido que para él representaba Estados Unidos. Yo distingo bien entre la persona y el régimen que presidía. La persona era fascinante pero yo no viviría en su régimen, no me gustaría para mi país porque ya lo habíamos experimentado con la figura de Franco", afirma.
Y añade: "Sólo tengo palabras de elogio para su figura porque era una persona inteligentísima, muy culta, tenía una opinión cualificada de cualquier tema, se estuviera de acuerdo o en contra, conocía muy bien el mundo y después presidía un país que vivía en un régimen sin libertad".
Ibarra recuerda sus encuentros con el comandante. El primero cuando visitó la isla en junio de 1998 para seguir de cerca los proyectos de cooperación que la Junta tenía en Cuba como una serie de viviendas en el Malecón o iniciativas culturales. "Pedimos al vicepresidente del gobierno de Cuba, José Ramón Fernández ‘Gallego Fernández’, una entrevista con el comandante. Al final se consiguió y antes de partir para Costa Rica, Fidel Castro me recibió y cenó con la delegación extremeña".
En esa cena Rodríguez Ibarra invitó al líder cubano a Extremadura. El expresidente extremeño explica las razones por las que, bajo su punto de vista, el comandante devolvió la visita: "Dijo refiriéndose a mí que era el mejor español que había visitado Cuba porque no había tenido ningún 'precito' para justificar mi viaje a isla. Según Castro todo aquel que iba desde Occidente a Cuba después recibía críticas por entrevistarse con un dictador y luego alegaban que habían ido a llevarse un preso, no a reunirse con Fidel. El señor Rodríguez Ibarra es el único que no ha querido justificarse, nos dijo el comandante"
Tres meses más tarde Castro visitó Mérida. Rodríguez Ibarra rememora su estancia en la capital extremeña: "La gente recordará que llegó a las doce de la noche, hubo una larga rueda de prensa y luego una cena. Estuvimos cenando hasta las seis o siete de la mañana porque con Fidel Castro las cenas y reuniones eran largas, en La Habana nos pasó lo mismo, empezamos a las siete de la tarde y nos despedimos de él cuando estaba amaneciendo a las seis de la mañana".
Al día siguiente Fidel hizo una ruta por los monumentos de la capital extremeña: "Recuerdo que por la mañana cuando quedamos a las 10 para hacer la visita a la ciudad, estaba con su uniforme verde oliva esperándome en la puerta de El Parador. Fue el mismo día que en Londres salió la noticia de que Pinochet había sido detenido por las autoridades británicas como consecuencia de la reclamación que hacía el juez Garzón desde España. Me dijo que no iba a hacer declaraciones a la prensa porque la primera pregunta que le harían sería sobre si tenía algún temor de que le pudiera pasar lo que a Pinochet".
Pero la belleza del entorno emeritense le hizo cambiar de opinión: "Quedó impresionado con el Teatro Romano. Cuando llegamos a ese pedazo de escenario de 40 metros, el entonces vicepresidente de la Junta, Carlos Sánchez Polo, le dijo que el Teatro tenía una acústica fantástica. Tiró una moneda al suelo y resonó en todo el recinto a pesar de que había un centenar de periodistas más la gente que le acompañábamos. Eso le impresionó de tal forma que se puso al borde del escenario y le dijo a la prensa: 'Podemos empezar las preguntas'. Lógicamente, le preguntaron lo que esperaba y me había dicho que le iban a formular. Hizo una defensa de su revolución y un ataque al imperialismo americano como ellos calificaban a Estados Unidos. Después comimos juntos, marchó para Madrid y no le pasó lo que a Pinochet".
El expresidente considera que el comunismo tiene los días contados en Cuba: "Estuve en La Habana en junio y he visto cómo el comunismo rabioso que entonces imperaba en Cuba está cambiando, ya se están privatizando bastantes cosas y se está dando la vuelta a un sistema que dejará de ser comunista pronto. Lo que me temo también es que haya una invasión de los cubanos que se marcharon y volvamos a las andadas, otra vez a hacer de aquello un prostíbulo como el que tenían los americanos con Batista y que provocó la revolución e insurrección de Fidel Castro y su gente".