"En Palencia hay dos navidades"
La Asociación Benéfica Santa Marta ayuda a 150 familias necesitadas
Palencia
La Asociación Benéfica Palentina Santa Marta comenzó a trabajar en mayo de 2015 atendiendo a 50 familias. Su labor se complementa con otras ONG. Tres panaderías colaboran a diario, varios almacenes de alimentación donan alimentos frescos, ya que la mayoría de las entidades aportan productos no perecederos.
En 2016 alrededor de 150 familias en riesgo de exclusión social de la capital palentina disponen casi a diario de productos de primera necesidad (alimentos, ropa, calzado y artículos de droguería e higiene personal) gracias a la labor realizada por un colectivo sin ánimo de lucro y que surgió de la ilusión de un equipo de voluntarios.
Ahora en esta época navideña solicitan juguetes en buen estado para donarlos a los niños de las familias a las que atienden.
"Hay dos realidades, dos navidades. La de los que no tienen necesidad y la navidad de los necesitados. Todos tienen derecho a ser como uno más, a tener bienestar", reclama Carmen Ruiz.
Carmen Ruiz. Asociación Benéfica Palentina Santa Marta
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El colectivo, con sede en la calle Los Soldados (antiguo bar Ecuador) complementa la acción de otras ONGs, al dispensar a los usuarios pan a diario, fruta y verdura dos días a la semana (miércoles y sábados) y leche, huevos y otros alimentos los sábados. "Si necesitas, pide; si tienes, da" es el eslogan de esta asociación presidida por Carmen Ruiz. Abre de lunes a sábado de 10:00 a 12:00 horas. Las personas interesadas en colaborar activamente con este colectivo pueden hacerlo a través de tres figuras: voluntario, que presta su tiempo para atender en la sede a las personas beneficiarias de las ayudas o participar en la recogida de productos; socio colaborador, que paga una cuota al año y puede tener voz y voto en las asambleas de la asociación; y donante, que ofrece dinero, alimentos, productos de droguería o higiene personal, ropa y calzado.
"Ahora les estamos dando clases de costura. Aquí lo importante no sólo es enseñarles a coser. Es la convivencia. Hablan entre ellos, nosotros les escuchamos. Se ven aceptados. Ya no es tanto el trabajo textil, sino la integración y ser felices durante un rato. Lo siguiente será conseguir ordenadores para ayudarles con la informática", explica la máxima responsable de Santa Marta.