Juanes fulminado de la Jefatura del Servicio de Traumatología

León

Lo importante son las cifras, reales o ficticias. La administración, poco reconocida por trabajar en el blindaje de los servicios públicos, quiere reducir las listas de espera. Y todos los usuarios también. Sin embargo, esta cuestión no se logra ignorando los problemas, intentando que un facultativo niegue la dolencia que refiere el paciente. La realidad es que los 130.000 habitantes del Bierzo, como los del resto del país, tienen problemas óseos de todo tipo y el médico está obligado a prescribir el tratamiento más adecuado, ya sea químico o quirúrgico.

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Para la gerencia del Hospital berciano hay otro enfoque de la realidad. Los trece traumatólogos del centro, deben “limitar sus diagnósticos”. Aunque sea necesaria una intervención quirúrgica, evítese su disposición porque el enfermo puede seguir viviendo. Es indudable que aplicando este procedimiento las listas de espera descenderían, eso sí, a costa del empeoramiento de la salud y la calidad de vida de los afectados, un detalle irrelevante para los dirigentes de la Sanidad Pública. Este supuesto, inaceptable para Fernando Juanes, ha terminado venciendo al prestigioso traumatólogo, pero no ha convencido a nadie decente, profesional.

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El doctor Juanes llegó al Hospital del Bierzo procedente de Reinosa y Oviedo, es obvio que nunca pierde el Norte. Las posibilidades del desarrollo de la Traumatología estaban por explorar y contribuyó decididamente a que el Servicio fuera considerado excelente. Contaba y cuenta con especialistas competentes, jóvenes, vocacionales y ávidos de mejorar sus conocimientos y ponerlos en práctica, de modo visible e invisible. Porque después de un alta hospitalaria o del fin de una consulta, también hay mucho trabajo que se concreta en la disposición de un Banco de Huesos de múltiples beneficios, que lleva su firma, o en el aprendizaje de nuevas técnicas, informes, estadísticas,…, que aspiran al logro de la máxima calidad.

Y con todo ello y a pesar de la voz unánime, alta y clara de trabajadores y usuarios de la Sanidad Pública, sus gestores sorprendentemente mantienen los recortes. Quizá están en lista de espera para una consulta que mejore su capacidad auditiva.