"Hay que tender la mano a quien lo necesita, porque mañana podemos ser nosotros"

Murcia

Antonio le pide al nuevo año que le operen pronto del tobillo para poder recuperarse y acceder de nuevo al mercado laboral; también trabajo es lo que pide Daniel, 29 años, usuario de Jesús Abandonado, que ve cada vez más cerca la meta de ser autónomo y desarrollar su propia vida; y Carmen pide más conciencia social porque "en esta nos podemos ver cualquiera". Son tres ejemplos de personas, usuarias de Jesús Abandonado, una fundación de Cáritas que lleva décadas en Murcia capital siendo un referente de solidaridad y compromiso, que trabaja de manera incansable para acoger a las personas en situación de necesidad. Como dice su lema, es "más que comer o dormir".

Y de eso sabe mucho Miriam Predats, trabajadora social, que nos avanza lo importante que es dignificar a la persona, que cuando llega a Jesús Abandonado, está normalmente hundida y sin ningún tipo de autoestima. Hay que levantarlos para que vuelvan a sentirse 'personas'.

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Y trabajan de forma integral según las necesidades que tiene cada persona que llega a esta fundación murciana, en cuestiones como por ejemplo, la adquisición de hábitos. Algo que puede parecer muy básico, pero que en esos niveles -en muchos casos de autodestrucción- no lo es.

Desde una inicial toma de contacto, se trabaja en la recuperación de la persona, abordando la capacitación laboral como protección frente a la exclusión social y el desempleo. Están convencidos de que es necesario no sólo actuaciones concretas, sino intervenir sobre las causas que generan la exclusión social y trabajar activamente para su erradicación, y prueba de ello ha sido la puesta en marcha de un proyecto de vida autónoma y digna para usuarios como Daniel, que ve cada vez más cerca su meta de ser totalmente autónomo.

Daniel nos cuenta que lo que le costó al principio fue reconocer uqe tenía un problema, y gracias a que pidió ayuda a Jesús Abandonado, va dando pasos adelante para su recuperación total. Carmen reconoce que cuando llegó hace cuatro años a esta fundación lo hizo muy hundida, y cada vez está más fuerte y con más ganas de salir adelante.

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Carmen, Daniel, Antonio, son sólo un botón de muestra de una realidad a la que piden que no se de la espalda, pues como nos dice Miriam, la trabajadora social, "todos nos podemos ver en esas situaciones".