"Quieren pasta, la gente se mueve por el dinero"
Compran whisky, vodka o ron sin ningún problema. Tienen 15 años y rara vez les piden el carné para comprobar lo que es evidente, no son mayores de edad.

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Madrid
Natalia, Marta, Fernando y Marcos tienen 15 años. Los cuatro saben ya lo que es emborracharse en un botellón, aunque presumen de saber lo que hacen. "Si conoces tu cuerpo, sabes cuando parar". El problema, dicen con cierto tono de superioridad, lo tienen los "niños" de 12 y 13 años porque "no saben controlar". Parece que llegar a los 15 les ha colocado en el estatus de los que ya saben beber y controlan.
Mientras el gobierno confirmaba que está trabajando en una Ley Antibotellón que contemple también sanciones para los padres de los chicos y chicas reincidentes, Natalia reconoce que no tiene suficiente confianza con los suyos como para contarles lo que hace, "no se me pasa por la cabeza, y ellos tampoco se lo imaginan".
"A mí, mis padres me dicen que ya habrá tiempo, que ellos también han bebido y que no tenga prisa". Pero una cosa es lo que le dicen que haga antes de salir de casa, y otra lo que Marcos hace con sus amigos. "El problema es que tú, por querer estar en ese punto de, me da igual todo, voy a mi rollo, estoy genial, aunque tu cuerpo está fatal y no aguante más, al final pierdes el control"
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Cuentan que tienen amigos comunes a los que sus padres les compran las bebidas y les llevan a los botellones. "Yo le digo eso a mi madre y ni me saca de casa", sonríe Marta.
Tienen 15 años, pero ningún problema para comprar alcohol. "En los chinos, te lo venden sin problema, si no hay ningún adulto en tienda". "Si hay alguien mayor, te esperas y luego te lo dan rápido". "Por hacer negocio, hacen lo que sea, con el alcohol, y con el tabaco". "Quieren pasta, la gente se mueve por el dinero".
Pero por lo que cuentan, tampoco tienen problema alguno para comprarlo en los supermercados, "y si en alguno nos piden el carné, le pedimos a alguno que tenga 18 que nos lo saque". El fin de año, botellón a cubierto, local alquilado y bebidas que compraron, como siempre, sin el más mínimo problema.
Cuando les recuerdas el caso de la niña de 12 años que murió por un coma etílico en San Martín de la Vega después de participar en una fiesta de Halloween, su respuesta es inmediata. "Nos puede pasar a nosotros cada vez que bebemos, pero si conoces tu cuerpo sabes hasta cuando aguantas". Tienen 15 años.




