‘Otro año para olvidar’
El balance municipal del 2017 es pobre. Cambiar 1.086 bombillas, limpiar los imbornales y las alcantarillas o arreglar las averías de los depósitos de agua potable no es para presumir, es lo mínimo que puede hacer un ayuntamiento
Firma Estanislao Ramírez, "Otro año para olvidar"
02:00
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Algeciras
El balance municipal del 2017 es pobre. Cambiar 1.086 bombillas, limpiar los imbornales y las alcantarillas o arreglar las averías de los depósitos de agua potable no es para presumir, es lo mínimo que puede hacer un ayuntamiento.
Atender a las personas necesitadas desde la delegación de bienestar social prestar ayudas de emergencia de primera necesidad a 40 inmigrantes y pagar 15 entierros de beneficencia o reunirse con las asociaciones de vecinos no son medallas para colgarse es simplemente cumplir con los servicios sociales obligatorios.
Crecer como ciudad exige actuar en firme y en serio y no basta con colocar carteles diciendo Algeciras me gusta o Algeciras capital.
No se trata de prometer año tras año los mismos grandes proyectos que al final no lo son.
San Isidro con sus macetas, El saladillo y la Piñera con sus mesas de trabajo, La Caridad como ejemplo de ciudad inteligente que nunca llega, a pesar de que se anunció en 2014, la Acera de la marina cuyo retraso ya se prevé, las sempiternas obras de los colectores, o el arreglo de la fuente de la plaza alta, que paga la diputación y que ya se sabía que no iba a estar terminada antes de las navidades, no sirven para presumir.
Algo falla cuando los vecinos no paran de denunciar el abandono en el que está sumida Algeciras y la suciedad que la inunda, por no mencionar los baches, a los que deberían poner nombre como a los cráteres lunares, o las baldosas rotas que en algunos sitios como la calle convento o la plaza alta ya superan a las que están enteras.
Me temo que el origen de todo, por más que se niegue, es la crítica situación económica, hasta el punto de que incluso el Ministro de Hacienda, ha amenazado con intervenir el ayuntamiento.
Ya son varios los concejales populares a los que he oído quejarse de que nunca ha habido proyecto de ciudad, ni estrategia, ni coordinación, ni programa de inversiones y lo que es peor que no ven la luz al final del túnel.