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Sentencias condenatorias

El jurado declara culpable al joven acusado de matar a un hotelero en Santa Cruz

La víctima murió como consecuencia de los puñetazos y patadas recibidas

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El jurado popular ha declarado este viernes culpable al joven brasileño, identificado como T.T., acusado de matar a patadas y puñetazos en el mes de junio del año 2016 a un empresario hotelero tras una discusión en el barrio de Santa Cruz de Sevilla, después del juicio celebrado esta semana en la Audiencia Provincial y presidido por el magistrado José Manuel de Paúl.

El jurado, conformado por cinco hombres y cuatro mujeres, ha dado a conocer pasadas las 13,00 horas de este viernes el veredicto, declarando, por una mayoría de siete votos, culpable a T.T., en prisión provisional por estos hechos, de la muerte del hotelero sevillano. El jurado, en su veredicto y por la aprobación de cinco de sus miembros, solicita al tribunal que en la sentencia pida el indulto parcial para el acusado.

Tras darse a conocer el veredicto, la fiscal, manteniendo su petición, ha solicitado 13 años de prisión para el joven brasileño por un delito de homicidio y el pago de 150.000 euros en concepto de responsabilidad civil para los padres de la víctima. Por su parte, la acusación particular, en base a los hechos probados por el jurado, ha rebajado su petición inicial de 25 años por un delito de asesinato a 15 años de cárcel y el pago de una indemnización de 140.400 euros para los padres y 81.600 euros para los cuatro hermanos de la víctima, así como la petición de prohibición de vivir en Sevilla y de alejamiento sobre la familia durante un periodo de diez años.

La defensa de T.T., que ha anunciado que va a recurrir la sentencia, ha solicitado la pena mínima de diez años dado que, a su parecer, los hechos y circunstancias probados no acreditan la intención directa del procesado de matar a la víctima.

El portavoz del jurado ha dado lectura al veredicto, señalando que queda probado que siendo las 11,00 horas del día 17 de junio de 2016, en las inmediaciones de la plaza de las Tres Cruces del barrio de Santa Cruz, el acusado mantuvo una discusión con la víctima y le propinó "varios puñetazos", tras lo que éste cayó al suelo, donde T.T. "descargó varias patadas" sobre él, deteniéndose a instancias de varias vecinos, que apartaron al agresor.

El acusado, según el veredicto del jurado, abandonó la zona dirigiéndose hacia la plaza de Refinadores, siguiendo sus pasos "con dificultad y con ayuda de terceros" el hotelero, quien, con la cara ensangrentada, profería insultos y voces contra el agresor.

En la citada plaza, el acusado se volvió y, "sin importarle" el estado de la víctima, le propinó otro puñetazo que lo dejó "sin sentido" y causó que volviera a caer al suelo. La víctima, a consecuencia de los daños producidos por los golpes, murió horas más tardes en un hospital de la capital.

Para el jurado, con una mayoría de siete votos, el actuar del acusado, desde el principio, evidencia que "sabía que podía causarle la muerte al golpearle más, pero decidió hacerlo, aceptando el resultado mortal". Por todo esto, lo considera "culpable" de haber dado muerte al hotelero.

El jurado ha explicado que para los hechos probados ha tenido en cuenta la declaración del acusado en el juicio y la testifical de dos testigos, así como la pericial practicada por los médicos forenses en el juicio y en la fase de instrucción.

Así, el veredicto señala que el acusado, en su declaración, "reconoce la discusión en el lugar y hora" conocidos y dice que le dio "un golpe" en la sien, que "se quedó tonto". Por su parte, el historiador Fernando de Artacho, uno de los testigos, manifestó que le decía al agresor "déjalo, que lo vas a matar", reiterándoselo en varias ocasiones.

El otro testigo, según el jurado, dijo que fueron dos o tres golpes en la cara y por el cuerpo los propinados. También Artacho señala que el agresor se volvió sobre sus pasos para darle un golpe "en la sien o mandíbula", algo que no vio claro porque estaba detrás, pero la víctima "convulsionó de pie".

Los dos testigos, además, coincidieron en el juicio que el acusado lanzó "dos o tres patadas" sobre la víctima. La cantidad y la gravedad de las lesiones recogidos en la prueba pericial de los médicos forenses, tanto en el informe como en sus declaraciones, demuestran, según el jurado, "el ánimo de matar". Al tiempo, prueban "la repetición y la gravedad de los golpes en la cabeza".

De esta manera, el juicio, tras la lectura del veredicto por parte del jurado popular y las peticiones de las partes, ha quedado visto para sentencia.

 
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