Preso político, político preso

Córdoba

Cada vez que en mi vida he escuchado el término ‘preso político’ –siempre- he pensado en Miguel Hernández.

Hay términos que, en este no-país, tendríamos que tratar con bastante más sensibilidad cada vez que los usemos. Aún, muchos de esos presos políticos que no eran más que ciudadanos, trabajadores, que no cobraban ningún sueldo público de su estado opresor, que soportaron el asesinato o tortura de amigos y familiares, que no iban a tener futuro…están vivos. Son algunos de esos que aún se tiran a la calle a defender –no su pensión- sino su dignidad. Porque esa generación que sí estuvo presa políticamente, de esto, sabe un rato.

Es tan fácil para todos nosotros sacar pecho a lo Rocío Jurado para partírtelo en nombre de cualquier escándalo efímero en redes sociales, apuntarte a la dignidad de salón o presumir de una ética de gatillo fácil a la que siempre nos hemos sumado… que es enternecedor encender la televisión.

ARCO ya tuvo su noticia para abrir el informativo, aunque no estaría mal explicar la diferencia entre ‘preso político’ y ‘político preso’. Para qué hablar de la falta de un tejido profesional en este país que permita a los artistas vivir de su trabajo, para qué analizar la escasa presencia expositiva de la producción realizada por mujeres artistas o para qué explicar desde los medios de comunicación claves importantes para dar a conocer la creación actual al público no especializado.

Nos vamos de feria, de ventas, de publicidad, de mercado y de circo, que es lo que interesa. Y sí Santiago, aceptamos barco como animal de compañía, aunque hay animales que siempre sacan tajada hasta en la carroña.

¿Qué pensarías de esto Miguel? Seguro que tú no te harías un selfie con esa pared vacía para tus perfiles en redes porque algo me dice que siempre supiste lo peligroso que son las tapias.

Muros a ti.