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Guerra Independencia Española

Desolación y ruina tras el paso de los tiranos franceses por San Clemente

Rescatamos los documentos que atestiguan los saqueos ocurridos en esta localidad manchega durante la Guerra de la Independencia en los primeros años del siglo XIX

Cuadro 'Dos de mayo' de Joaquín Sorolla. / Cadena SER

Cuenca

El espacio de Hoy por Hoy Cuenca, Así dicen los documentos con Almudena Serrano, la directora del Archivo Histórico Provincial de Cuenca, rescata algunos documentos que nos acercan a los sucesos ocurridos durante la Guerra de la Independencia en nuestras tierras. En concreto en los saqueos ocurridos en la localidad manchega de San Clemente.

Así dicen los documentos: Desolación tras el paso de los franceses por San Clemente en el siglo XIX

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En el Archivo Histórico Provincial de Cuenca se conservan muchos datos de todo lo que sucedió durante tantos años en que España participó en diversas guerras durante los siglos de la Edad Moderna y, por supuesto, las guerras del siglo XIX: Guerra de la Independencia y Guerras Carlistas.

De todas ellas guardamos información muy concreta. La información que hoy podemos consultar es muy importante porque nos permite conocer con precisión qué ocurrió en los pueblos de la provincia de Cuenca en aquellos años, quiénes fueron los militares al mando de las diferentes compañías y batallones, cuáles de éstos pasaron por nuestros pueblos y la capital, qué gastos ocasionaron a la población y, también, qué perjuicios y saqueos llevaron a efecto; cuándo llegaron, cuándo se fueron y qué objetos valiosos se llevaron, además del dinero robado, claro está.

La Guerra de la Independencia

Nos centramos en los franceses, en el desarrollo de la Guerra de Independencia y en los muchos saqueos, destrozos y asesinatos que hubo, los afectados dieron testimonio de lo sufrido, y de lo que se les había robado para que, de algún modo, la administración les resarciera por aquellos cuantiosos daños.

Durante aquellos años de invasión ‘del enemigo francés’, ‘del tirano’, como se refieren en los documentos a los franceses, hay mucha documentación conservada y nada estudiada, por lo que quien desee saber sobre la invasión de España por Napoleón encontrará muchos datos en el Archivo Histórico Provincial de Cuenca.

San Clemente

El lugar elegido para comenzar con esta serie sobre la Guerra de la Independencia es San Clemente, en el que nos vamos a detener para ver qué sucedió en aquella guerra, según cuentan los documentos que se conservan en el Archivo Municipal de este pueblo.

La documentación del Archivo municipal de San Clemente es muy rica en cuanto a datos desde la Baja Edad Media hasta la Edad Contemporánea, de modo que podemos ilustrar perfectamente lo que sucedió en aquel pueblo durante la Guerra de Independencia, en aquellos años iniciales del siglo XIX.

Sabemos los perjuicios y menoscabos que causaron las tropas francesas por lo que fueron declarando los vecinos de este lugar, una vez que los invasores se hubieron marchado. Y tenemos multitud de testimonios y datos.

El total de lo que los enemigos franceses utilizaron y robaron a 270 vecinos fue de 759.000 reales. Pero no sólo se saqueó y robó a los vecinos en sus casas, sino que fueron más allá, entrando en los conventos, como el de las monjas Trinitarias, a las que generaron gastos y robos por un total de 24.102 reales; a las monjas Franciscanas les causaron daños en sus bienes por 13.212 reales; a las Carmelitas Descalzas, en razón de 15.000 reales y a los Franciscanos, un total estimado de 19.600 reales.

Los saqueos

Vamos a comprobar con detalle con qué tuvieron que contribuir los vecinos de San Clemente a los requerimientos de los franceses, de forma voluntaria y, también, mediante la fuerza, porque los invasores se llevaron todo lo que encontraron, hasta el punto de que el pueblo quedó sumido en la ruina. En realidad, lo que vamos a contar de San Clemente sucedió en muchos pueblos, como veremos en otros programas.

Empezamos con Antonio Melgarejo, uno de los vecinos del pueblo, quien declaró que había entregado a dos divisiones francesas 173 carneros por un importe de 16.044 reales. Además de esto tuvo que dar ‘un par de mulas, con una galera nueva, con sus pertrechos, que vale 10.000 reales’.

‘Y al mismo General, 161 arrobas de paja y otras 500 que le rovaron, que valen 2.330 reales. Y a la misma división 27 arrovas de vino y 20 a la de Moncey, que valen 752 reales’.

Y sigue detallando lo que sucedió en su casa, que, como vamos a leer, era el comportamiento habitual del enemigo francés y que también nos permite conocer qué había en las casas de aquellas gentes hace algo más de 200 años:

De la división se alojaron en su casa de campo 100 hombres de Infantería y 60 de Cavallería, y gastaron 100 arrobas de paja. Los mismos se comieron 22 pavos. Todo por un valor de 540 reales.

De la división de Víctor tubo aloxados tres Generales los nueve días, y se mantuvieron de paja a mi costa 56 cavallos y mulas, con un gasto de 594 reales. Los mismos le rovaron 24 fanegas de cevada, 14 pavos, 130 gallinas, 17 capones, etc. Todo un total de 2.435 reales.

Yten, le robaron 3 pares de mulas, que por disposición de la Junta había reservado en la casa de campo, para si pedían bagajes, que valen 14.200 relaes.

Yten, le rovaron en dinero 60 onzas, que valen 19.200 reales.

Otro vecino, que también sufrió el saqueo, fue Diego Quiroga, que era el Administrador de Rentas, y al que los franceses le robaron dos mantas de hilo de seda, tres mantas de lana, seis colchas, seis colchones de lana, 27 sábanas finas, cinco juegos de mantelería fina, 30 camisas y camisolas de Holanda, ropas de vestir, a excepción de la que tenía puesta su familia, dos relojes de oro, siete cubiertos de plata, el tocino de seis cerdos, 39 cerdos y 340 fanegas de granos.

Esto, sin duda, era una fortuna. Pero es que, además, también le destrozaron todos los muebles que había en la casa, que era casa del rey, declarándolo del siguiente modo:

‘Que por ser del Rey fue la casa que más sufrió en el saqueo que se experimentó en esta villa, cuyos daños bajo un juicio prudente y bien meditado, asciende a un valor de 45.000 reales’.

A Francisco Julián Sandoval, el saqueo en San Clemente le costó perder tres pares de mulas, una galera, granos pertrechos de labor y, por supuesto, destrozos en su casa, por un valor de 27.800 reales.

A Domingo Oñate el perjuicio del saqueo le costó 150 arrobas de vino, una cerda, una oveja y dos corderos, una capa nueva, una manta y muebles. Todo valorado en 4.300 reales.

También se dice en ese expediente que, a Pedro Falcón, el ejército le acampó donde tenía toda la cebada, centeno, habas y otras legumbres, que resultaron destrozadas por completo, y, además, le robaron todo lo que tenían en la era. El ganado vacuno que llevaba el ejército le comió una viña entera con 4.000 vides y el general se apropió de un par de mulas y una galera. Y tras robarle y destrozarle todo lo que has detallado, la cosa acabó con que le saquearon la casa, ascendiendo el valor de todo a 27.860 reales.

A José Cabrera le robaron un par de mulas, una yegua, 100 fanegas de cebada, 130 arrobas de vino, aguardiente por un total de 300 reales, le quemaron los muebles y perdió toda su labor. Las pérdidas totales ascendieron a 24.690 reales.

Y, por supuesto, el cura del pueblo no se escapó del saqueo. El presbítero era Pedro Collado Rubio, al que quitaron cebada, paja, vino, tocino, aves y algunos efectos de ropa, por 2.500 reales. Una división de soldados le quitó una mula y dos cubiertos de plata, por 4.000 reales. Otras divisiones le quitaron dinero oculto en su casa, 300 fanegas de cereal, y otras 40 que le robaron unos vecinos de La Alberca de Záncara, 50 colmenas, 6.000 reales en efectivo, alhajas de plata, vino, tocino, arroz y todas las aves. En total, 46.500 reales.

La consigna de los franceses era vivir sobre la tierra que pisaban, de forma que las localidades ocupadas por ellos habían de sustentar a sus soldados, por las buenas o por la fuerza, de modo que la intendencia no fuese una preocupación. Se tomaba lo que hacía falta, unas veces se pedía y, como hemos visto, se robaba.

Un pueblo en la ruina

Ssabemos el estado de aquella situación de calamidad por un Memorial o Informe que se conserva. Este documento es muy interesante porque nos facilita muchos más datos, aunque con lo que acabamos de ver nos podemos hacer una idea de lo que allí sucedió y la pobreza en la que quedó sumido el pueblo.

Veamos el Informe en el que empieza dejando claro que los habitantes de San Clemente no se rendirían ante el gobierno intruso y que por ese motivo sufrieron mucho más que otros lugares:

‘Por el Procurador Síndico General se hizo presentar al Ayuntamiento que las continuas imbasiones del enemigo y los saqueos, incendios y destrozos sufridos por el vecindario, a causa de la aversión con que han mirado siempre a las tropas del Tirano, resueltos a perecer antes que sucumbir al Gobierno intruso, siendo singular este pueblo en la provincia y aún en el reyno, pues aunque haya algún otro que se conserve sin aber doblado la cerbiz, no serán unas las circunstancias ni abrá sido tantas veces requerido, amenazado y castigado con todo el furor del vandalismo como lo ha sido San Clemente: ocurrencias que tenían a los avitantes en estado deplorable, perdida ya la mayor parte de sus averes, qual es notorio.

Y continúa detallando la desolación causada durante una semana en San Clemente:

‘Los frutos, labores, efectos, menages y aún las avitaciones, menoscabados y destrozados, y muertos a manos de los satélites del Tirano, algunos infelices vecinos se sostenían pobremente con los restos que abían podido salvar de su rapacidad. En este lastimoso estado se allaba la población quando vino la turba desoladora, el ejército del Mediodía, al mando del Mariscal Soule, que llegó el 18 de octubre anterior, permaneciendo asta el 24 inclusibe.

Los destrozos han sido tan generales que ni aún la Casa en que se ospedó el mariscal fue esenta del saqueo, inutilizando lo que no pudieron llevarse.

Y prosigue entrando en los detalles de la persecución y maltrato que a todos los que huían causaron los soldados, hombres y mujeres:

‘Gran parte de los vecinos que, abandonando el pueblo, como siempre, no les fue posible retirarse a largas distancias, fueron perseguidos en los campos y en los montes por quadrillas de Infantería y Caballería, robándoles las bestias, ropas y efectos, maltratando y atropellando a hombres y mujeres y haciendo general la miseria.

Y finaliza con los detalles de esta miseria ocasionada por el comportamiento de los franceses:

‘Los labradores han quedado unos sin labores y otros sin paja ni granos para empanar los barbechos y mantenerse. La agricultura, único ramo de que pende la subsistencia del pueblo, va a desaparecer si no se trata de socorrer a los labradores para que se sostengan, aunque con trabajo.

Los artesanos y menestrales se allan sin herramientas y materiales, y la villa tiene que despoblarse si no se buscan medios de socorrer a los vecinos’.

Sin duda, lo más trágico era verse obligado a abandonar el pueblo por no tener en qué trabajar ni qué comer. La tragedia de la despoblación que ya ahí se menciona.

 
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