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La casa de Palencia en Madrid se ahoga en alcanfor

El comentario de Juan Francisco Rojo

La casa de Palencia en Madrid se ahoga en alcanfor

La casa de Palencia en Madrid se ahoga en alcanfor

Palencia

La Casa de Palencia en Madrid se ahoga en alcanfor. Todo por una gestión casposa, que ha llevado a la sede de la calle Bailén a una deriva que podría no tener remedio. Cierto que este tipo de centros han perdido parte de su sentido. Es una realidad constatable que se nutren de una masa social cada vez menor y envejecida que se remonta a aquellos tiempos en los que la nostalgia y la añoranza se veían acentuadas por las características de la época.

Ahora, las nuevas tecnologías, la facilidad a la hora de viajar han mitigado, y mucho, esos sentimientos tan arraigados en nuestros padres y abuelos. Dicho esto, la casa que quiere ser el punto de encuentro de la diáspora palentina en Madrid, está en unas manos poco recomendables; y a los hechos me remito. Para el próximo viernes 13 de abril se ha convocado una asamblea en la que se debatirá la venta del inmueble como solución para paliar la situación económica que padece una casa que vivió tiempos boyantes y que ahora está en números rojos.

Paralelamente, se ha emprendido una recogida de firmas en Internet bajo la desesperada y agónica proclama de ¡Salvar la Casa de Palencia en Madrid! El centro tiene varios problemas, pero tiene uno en concreto con nombre y apellidos, que le ha causado un daño tremendo. Me refiero a su vicepresidente, Francisco José Rodríguez Velasco, que con la complicidad de un presidente que ha dividido la sociedad en lugar de unirla, José Herrero Vallejo-Nájera, ha dinamitado la organización.

Todavía escuecen las heridas que provocó en diciembre de 2016 la organización de una desafortunada conferencia sobre la figura de Franco donde la foto de los asistentes era digna de una escena del Museo de Cera de Madrid. Rodríguez Velasco, todo un “nostálgico”, invitó a la conferencia a la nieta del dictador, Carmen Martínez Bordiú. Fue la primera de muchas puñaladas a la Casa de Palencia. No se puede vender como un acto cultural un esperpento al que se invita a la “nietísima”, a organizaciones nacionalistas españolas y a la Fundación Francisco Franco, refiriéndose además al dictador como “caudillo”.

Todo muy propio del desafortunado vicepresidente de la entidad, Rodríguez Velasco. Este hombre dice que ofrece su ayuda económica para salvar la casa. Pero parece desconocer que la dignidad no se compra, y lo que debe hacer es marcharse. Él, el presidente y toda la junta directiva actual. Luego ya veremos lo que pasa con el centro. Apologías del franquismo encubiertas de actos culturales o históricos, ministros cantando el “Somos novios de la muerte” al son de la Legión y otros indicios me llevan a pensar que en demasiadas ocasiones, España es un país de caspa.

Al presidente y vicepresidente de la Casa de Palencia en Madrid les asoma la caspa por cada uno de sus poros. Son dignos del rancio nacionalcatolicismo. Huelen a alcanfor.

 
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