Educación constata ante el juez que el colegio de Getafe no tiene protocolos para alumnos con autismo
El centro aplicó medidas para el niño supuestamente maltratado por tres trabajadoras del colegio que no contaban con el visto bueno de los orientadores educativos
Madrid
El Colegio de Educación Especial Santiago Ramón y Cajal de Getafe no tiene un protocolo específico para atender a alumnos con autismo. Así lo asegura la Dirección de Área Territorial Madrid-Sur de la Consejería de Educación en un documento remitido al juez que investiga a tres trabajadoras de este centro (dos profesoras y una auxiliar) por hostigamiento y maltrato a un alumno, un niño de 8 años. No hay protocolo y no hay ningún documento de este colegio donde figure que está permitido inmovilizar a los niños, una práctica que era habitual en el caso de Eduardo, el pequeño supuestamente maltratado, y que queda reflejada en las grabaciones aportadas por la familia al juzgado de los cuatro días que este menor llevó escondida un dispositivo entre la ropa. Las grabaciones, hay que recordar, han sido admitidas por el juez para investigar a sus profesoras.
Más información
- Imputadas tres trabajadoras de un colegio de educación especial de Getafe por malos tratos a un niño con autismo
- La directora del colegio de Getafe intentó tapar la agresión a un alumno por parte de una técnico
- Una segunda familia denuncia el maltrato de su hijo en el Santiago Ramón y Cajal
- Educación mantiene a las profesoras imputadas por malos tratos a un niño autista
- "El colegio intentó tapar los malos tratos que sufría mi hijo con autismo"
A pesar de carecer, como confirma Educación, que no existe un protocolo específico para alumnos con Trastorno del Espectro Autista (TEA), a este menor se le aplicaron una serie de medidas que nunca contaron con el visto bueno del equipo de orientación educativa. En otro documento remitido también al juzgado, los orientadores dejan claro que no dieron su consentimiento en ningún momento para que al menor se le bloqueara constantemente como queda probado en las grabaciones. La orientación ha remitido al juez un protocolo específico para Eduardo que nunca fue autorizado por la familia -como sí exige la normativa de la administración educativa- y que fue elaborado el 13 de octubre, un mes antes de que el pequeño dejara las clases.
Al no existir un protocolo específico para alumnos con autismo, no hay tampoco ningún documento del citado colegio que recoja la existencia de una sala de relajación (la conocida como "sala blanca") donde los alumnos que sufrian algún brote o alguna crisis de ansiedad eran apartados hasta llegar a calmarse. Esa sala y su uso no figura en ninguna de las estrategias del Santiago Ramón y Cajal y debería, según confirma a la Cadena Ser, un portavoz de la Consejería de Educación: "el uso del aula de relajación se encuentra en estos protocolos y se utiliza de manera excepcional". Una sala de la que la inspección educativa ya tenía noticias porque otra familia, la de Mateo, de 10 años, también con autismo, había puesto en su conocimiento dadas las situaciones que su hijo había vivido en relación con este aula. Mateo, según la familia ha explicado a la Ser, era encerrado con llave constantemente en una sala sin acolchar, pintada de blanco, donde llegó a hacer sus necesidades.
A día de hoy, los inspectores de la Consejería de Educación, aunque conocían por las denuncias de las familias del centro de la existencia de esta sala y de las medidas de inmovilización hacia los alumnos, no han tomado ningún medida contra el centro. Las profesoras imputadas por supuestos malos tratos hacia Eduardo siguen dando clase en este colegio.