Papiros, pergaminos y papeles, los soportes en los que se ha escrito la historia
¿Cómo se elaboraban esos materiales? ¿Cuál es el más antiguo? ¿Por qué han perdurado hasta nuestros días? ¿Con qué se escribía en ellos? ¿Cómo se hacían las tintas?
Cuenca
En el espacio de radio Así dicen los documentos que emitimos cada jueves en Hoy por Hoy Cuenca, y que coordina la directora del Archivo Histórico Provincial de Cuenca, Almudena Serrano, contamos muchas historias contenidas en documentos, hechos que fueron escritos por nuestros antepasados en esos valiosos pergaminos y papeles que se conservan en nuestros archivos. En este programa hablamos, precisamente, de esas materias usadas para escribir: el papiro, el pergamino, el papel, las plumas y las tintas usadas para plasmar todos esos datos que nos permiten conocer algo tan valioso como es lo que pasó hace tantos siglos.
Papiros, pergaminos y papeles, los soportes en los que se ha escrito la historia
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¡Qué importante es la materia sobre la que el hombre ha escrito a lo largo de la Historia! Aunque parece una afirmación sencilla encierra en ella lo determinante que fue saber elegir un soporte de escritura para que esta perdurase. Está claro que cuando el hombre usaba la piedra, el mármol o el bronce estaba buscando que lo escrito permaneciese para la posteridad. Los romanos escribieron sobre bronce los Diplomas militares, en los que se acreditaba la concesión de la ciudadanía a los que se licenciaban del ejército. Así como cuando usó las tablillas de arcilla o de cera estaba claro que era un uso pasajero, efímero, porque inmediatamente se podían borrar lo escrito para volverlo a utilizar, aunque, increíblemente, algunas han llegado a nuestros días. Además, se usaron tablillas de madera, en forma de dípticos o trípticos, que fueron descubiertas a partir del año 1928, en África, y que habían sido escritas hace 1.500 años.
Tablillas de cera
Las tablillas de cera se usaron en Grecia y Roma para fines literarios, como borradores y apuntes. Además, son importantes porque la forma que tenían inspiró los códices, luego llamados libros.
Las tablillas se agrupaban en dos, en cinco o en más hojas, y se unían por medio de anillos o cordones, que se pasaban por orificios hechos en el margen izquierdo. En Roma, los niños aprendieron con ellas a escribir.
Otras se utilizaron para escribir documentos muy importantes, como las descubiertas en Transilvania, que son de madera de pino, y su contenido se refiere a contratos de venta, cuentas y recibos.
Otras, peor conservadas, aparecieron en Pompeya, en casa de un banquero, y que se conservan en el Museo de Nápoles. Son recibos sobre ventas en subastas. Y, también, aparecieron tablillas en Egipto y contienen certificados de nacimiento.
Papiros
El papiro es una planta que crece en grandes cantidades en Egipto, en Siracusa y en otros lugares cálidos y pantanosos, y tiene unos filamentos que sobrepuestos y prensados dan como consecuencia ese soporte para escribir. El autor Plinio el Viejo, en su obra Naturalis, explica cómo era la fabricación del papiro que fue utilizado en toda la ribera del Mediterráneo. Desde Egipto que fue el gran productor, pasando por Grecia e Italia.
Hoy conocemos muchos papiros que se conservan y que se dividen, según su antigüedad, en antiguos y medievales. Los papiros antiguos son los egipcios, coptos, arameos y árabes. Uno de los papiros griegos más antiguos es un contrato matrimonial.
En Herculano se descubrieron cientos de rollos de papiro escritos en griego, carbonizados, tras la erupción del volcán Vesubio.
Pergaminos
El pergamino es mucho más abundante. Se fabricaba con pieles de carnero, cabra, ternera, oveja, etc., que convenientemente preparadas, se convertían en un soporte para escribir del que podemos decir que tiene una durabilidad de siglos.
En el Archivo Histórico de Cuenca se conserva una colección de pergaminos que es una muestra extraordinaria del poder de conservación que tiene este material. Sir ir más lejos, el documento más antiguo, un texto escrito en pergamino, este año cumple 800 años, y ha llegado a nuestros días en perfecto estado de conservación.
El pergamino se usó durante la Edad Media y los pergamineros o pergaminadores, además de los frailes de los monasterios, fueron los encargados de preparar las pieles de animales para escribir.
Según una leyenda que cuenta Plinio el Viejo, el rey de Egipto Tolomeo V, dos siglos a C, prohibió la exportación de papiro por la preocupación que le causaba que Eumenes II fundase una biblioteca en Pérgamo, donde era rey, una ciudad situada en Asia menor, no lejos de Éfeso y la mítica Troya. Y, entonces, el rey hizo usar pieles de animales como materia escriptórea. Del nombre de la ciudad y del uso que se hizo deriva el nombre de pergamino.
Preparación del pergamino
Primero se maceraba en cal durante unos tres días, luego se le quitaba el pelo y se raspaba y pulimentaba. Finalmente, se le daba con piedra pómez hasta que la superficie quedaba lisa y uniforme.
En todos los Archivos históricos conservamos importantes colecciones de documentos escritos sobre pergamino, por no hablar de las maravillosas colecciones de cantorales, hojas que fueron reutilizadas para encuadernar legajos, así como muchos documentos papales, que por ese motivo han llegado a nuestros días.
Además, las bibliotecas más importantes conservan centenares de códices miniados y muchos monasterios aún conservan maravillosas colecciones de cantorales, como el de Guadalupe, en Extremadura, o la Biblioteca del Escorial, por citar dos ejemplos de gran relevancia en nuestro país.
El papel
El papel se utilizó en Europa a raíz de que los árabes lo trajeses, quienes lo aprendieron de los chinos. En España se comenzó a utilizar de forma regular a partir del siglo XIV.
El papel se hizo con trapos viejos o con sustancias vegetales fibrosas. No olvidemos que en Molinos de Papel, cerca de Cuenca, lugar célebre por haber tenido uno de los ingenios de papel mejores de Castilla, la patrona sigue siendo la Virgen del Trapo. Es más, tanta fama tuvieron que el rey Felipe IV vino de visita a esta localidad en el año 1642, de lo que queda testimonio escrito, precisamente, sobre una placa de piedra.
En Italia, por ejemplo, fueron célebres las fábricas de papel de Fabriano.
Además de trapos viejos, se hizo papel con lino y cáñamo, que en algún momento se pensó que era algodón.
El antiguo papel era una pasta que resultaba de la trituración de trapos de lino y cuerdas de cáñamo, que se quedaban en finas láminas por la presión que se les aplicaba, y luego se les dejaba secar. Luego, la técnica se fue perfeccionando. Las hojas que resultaban se llevaban a un gran tendedero y se dejaban secar, luego se alisaban con pedernal. Después, el papel se reunía en manos o resmas y se vendía para su uso.
Objetos para escribir
Dependiendo del soporte en el que se escribiese, así se utilizó a lo largo de la Historia un instrumento diferente, que ahora vamos a detallar. En las tablillas de cera se usaba un estilo que normalmente era de marfil, hierro, hueso, bronce o plata, puntiagudo en un extremo y plano por el contrario, con el fin de poder usarlo también para borrar lo escrito.
El cálamo se usó para la escritura con tinta y se empleó desde muy antiguo. Un cálamo es una caña tallada en la punta. Las plumas de ave suplantaron al cálamo en Europa.
¿Y qué más se usaba para borrar lo escrito? Lo que se utilizaba era una esponja, si lo que había que borrar era un texto en papiro, y si había que borrar sobre un pergamino, se usaba un raspador o cuchillo. Las reglas se usaron para trazar las líneas de los textos y escribir recto. Además, usaban un cuchillo en la mano izquierda para sostener la hoja y señalar la línea en la que estaban escribiendo, que a veces también usaban para afilar las plumas.
La tinta
Cuando leemos un documento antiguo, estos detalles debemos tenerlos en cuenta porque nos aportan mucha información sobre un documento pero, efectivamente, lo básico es que aquellas tintas tenían que ser muy buenas para permitir a los documentos trascender los siglos y llegar hasta hoy.
Las tintas usadas fueron muy diversas. La tinta negra antigua estaba compuesta de negro de humo mezclado con goma. Vitrubio describió la obtención del negro de humo destinado especialmente a la fabricación de la tinta. La mezcla se secaba al sol y para usarla al escribir había que diluirla en agua.
Para escribir sobre el pergamino se usó una tinta con una base de metal, el cobre. Además, se utilizó la nuez de las agallas para fabricar tintas.
La tinta roja o minio, es decir, óxido de plomo, se usó desde muy antiguo, y sobre todo, se usaba para decorar letras iniciales muy vistosas y en los títulos, que combinaban con otros colores, habiendo dado como fruto letras miniadas que son verdaderas obras de arte.
Además de los colores más comunes, los documentos y códices se enriquecieron con tintas de oro y plata. Muchas miniaturas conservan su decoración con oro y plata, lo que les da un valor añadido muy importante.
Además, se usaron otros colores como el verde, azul, amarillo, violeta, marrón, etc.
La necesidad de escribir, de plasmar lo que el hombre ha sentido a lo largo de la historia, le ha llevado a perpetuar algunos usos en estas cuestiones. Por ejemplo, en la cárcel de la Inquisición de Cuenca, sabemos por los expedientes judiciales que se conservan, que los presos que sabían escribir, usaban las varillas de mimbre como plumas y como tinta, hacían una mezcla con el hollín y la ceniza de las chimeneas, que mezclado con agua o aceite, les brindaba la posibilidad de obtener una tinta que usaban para escribir.
Bien, pues esos documentos escritos durante el siglo XVI, XVII y XVIII se conservan en los procesos judiciales incoados por el Tribunal de Cuenca.
Los tinteros
Los tinteros como recipientes son muy antiguos. En Egipto, en una de las tumbas, se halló junto a una momia, un tintero formado por un pedazo de madera con dos orificios, en los que había unas bolitas endurecidas, una roja y otra negra. En las catacumbas, en uno de los mármoles, aparece al lado de un díptico y un estilo o pluma, un tintero y un paquete de cálamos. En Pompeya se encontraron tinteros comunes, de barro cocido.
Los tinteros, como nuestros oyentes se pueden imaginar, al igual que las plumas, fueron muy sencillos o muy valiosos, con incrustaciones de plata.
No sólo es importante conocer lo que nos dicen los documentos, sino que también es muy interesante saber cómo y con qué se escribió toda esa información que ha trascendido los siglos.