CurioSERando "Amapolas: sangre, guerra, opio y primavera"
Las amapolas, unas pequeñas plantas de espectaculares colores cuya especie más significativa suele ser de color rojo. En el imaginario colectivo suelen generar un pensamiento positivo... Pero no siempre fue así
CurioSERando, con Pablo Pichaco: amapolas, sangre, guerra, opio y primavera (08/05/2018)
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Alcázar de San Juan
En la comarca se hace referencia como amapolas a un grupo de plantas que en su mayoría son papaveráceas (esto es, con forma de amapola). Son varias especies de entre la que destaca la Papaver rhoeas o amapola roja, tan frecuentes en esta época en campos, bordes de camino, etc. No sólo existe esta especie, sino que tenemos más, como la híbrida o la conocida adormidera o amapola blanca del opio, de la que hablaremos un poco más tarde. En el grupo de las amapolas la gente de a pie suele meter también las llamadas gotas de sangre, de aspecto similar a la amapola, que forman pequeños prados rojos y amarillos que sin embargo son muy venenosas. Las amapolas pueden llegar a serlo si se alcanzan unas determinadas concentraciones.
¿Cuál ha sido su uso en La Mancha?
Las amapolas han tenido muchísimos usos porque han sido una planta siempre ligada al hombre, ya que crece siempre cerca de explotaciones agrícolas y ganaderas o caminos. Son especies nitrófilas -es decir, les gustan los ambientes modificados por el hombre e incluso toleran bien ambientes contaminados- y no es rara verlas en los últimos años en campos de cebada abandonados -y no tanto-, a los que algunos les llaman malas hierbas. En lo efímero de su floración reside lo increíble de esta planta, y en lo potencialmente peligroso que resulta su consumo. Bien seleccionadas las amapolas han servido para darles de comer al ganado.
En época de hambruna, se recolectaban los brotes en invierno y se hacían a modo de espinacas, incluso se pensaba que daban vitalidad a las perdices. También se utilizaban como colorantes alimentarios e incluso como fijador de pelo natural, a base de cocer sus semillas. Sus usos medicinales pasaban por sus efectos analgésicas, antiespasmódicas, sedantes e incluso hipnóticas. Se cantaba una canción con ellas “Qué bonita es la amapola, no tiene ni padre ni madre y vive en el campo sola”. Los niños jugaban a hacer obispillos con la cápsula y los pétalos de las amapolas. También hacían sonajeros precisamente secando la planta y dejando que las semillas no salieran de la cápsula.
¿Es cierto que de ellas se extrae el opio?
De la especie Papaver somniferum se extrae el opio o la heroína, que procede de la propia morfina. Son amapolas blancas que pueden crecer en cualquier zona descampada, pero que su principio activo es muy bajo si no se tratan de variedades plantadas por la industria farmacéutica. En el siglo XIX el comercio de opio supuso una serie de conflictos bélicos entre China, Inglaterra y después Francia y Rusia. Los chinos querían controlar el opio que entraba procedente de India y Afganistán, ya que en lugar de pagar con dinero, el opio se cambiaba por porcelana, té o seda, con la consecuente bajada de rendimiento de los chinos con tanto producto. Incluso le enviaron una carta a la Reina Victoria para pedir a los ingleses que respetaran los tratados de comercio internacionales y que no hicieran negocio con sustancias tóxicas.
¿Por qué son un símbolo para los veteranos de guerra?
Los campos abandonados son un sitio estupendo para disfrutar de las amapolas. Hay que hablar de John McRae, un médico canadiense que luchó en la I Guerra Mundial. Se percató de una cosa, y es que en aquellos terrenos donde se había llevado a cabo una batalla, poco después aparecía regado de amapolas. Algo así como lo que escribió “En los campos de Flandes las amapolas crecen, entre las hileras de cruces, que marcan nuestro lecho”. Cuando el armisticio de esta guerra se firma un 11 de noviembre, los británicos adquieren esta flor como símbolo para recordar a los fallecidos en la Primera Gran Guerra y en las que vinieron después. Las llaman “Poppys”, son de papel y son preparadas por los propios veteranos de guerra. Todo esto nos da que pensar, en cuanto a distribución de la planta se refiere, en que es muy común por gran parte de Europa, Asia, etc. Esto no puede significar otra cosa mas que es una planta que se adapta perfectamente a los ambientes hostiles que puede crecer. Su rápida floración, esparcimiento de semillas y tal vez el reconocimiento de “flor bonita” por parte del hombre, tienen mucho que ver en su éxito evolutivo.