"Las personas trans a veces no denunciamos las agresiones por miedo, sentimiento de culpa o vergüenza"

Madrid

La última víctima de la violencia de odio en Madrid se llama Mika. Tiene 23 años y hace una semana fue insultada y agredida primero por un hombre. Luego por dos. Así hasta que llamó a la Policía. Uno de los agresores fue detenido y ella interpuso la denuncia. Según el Observatorio madrileño contra la Lgtbfobia en lo que llevamos de años se han registrado ya 141 incidentes de odio en la Comunidad. En Hoy por Hoy Madrid hemos hablado con Mika y también con Elisabeth. Las dos son personas trans. Más allá de las agresiones, sufren problemas a diario por su identidad.

Insultos y golpes. Mika fue primero fue agredida por un hombre, que tras marcharse volvió acompañado por otro. Ambos la siguieron insultando y metiéndose con su forma de vestir. Todo en pleno barrio de Malasaña, en la calle Palma. Una zona que, a las 21 de la noche, está repleta de gente.

No es la primera vez que Mika es agredida, pero si la primera vez que denuncia. “Este año he decidido que es hora de visibilizar estas agresiones y denunciar. El resto de veces no he denunciado por miedo, sentimiento de culpa o incluso vergüenza. Tampoco sabes muy bien como te van a tratar o si te van a decir “no vayas vestida así, ocúltate”.

Mika habla así de la Policía, unos agentes que han evolucionado mucho en los últimos tiempos aunque, según señala, algunos tienen todavía tienen un camino por recorrer. “Yo, la verdad, hubiera agradecido un poquito más de cercanía, de comprensión, pero en general los dos policías que vinieron se portaron muy bien. Me llamaron en femenino”.

Elisabeth también es trans. Y ante la pregunta de si alguna vez ha sido agredida responde sin dudar “Sí, claro, me han agredido. Es importante denunciar porque esas estadísticas de las denuncias son las que conciencia a la gente, y conciencia a los políticos de que tenemos un problema, y de que hay algo que hacer y que realmente esa esa igualdad de la que se habla no existe”.

Asegura que en muchas ocasiones el colectivo trans tiene que esperar hasta año y medio para que el DNI refleje su verdadera identidad sexual, aunque sus problemas van más allá. “Más de un 50% de las personas trans han pensado alguna vez en suicidarse. Tenemos peores condiciones de trabajo, lo que lleva a muchas personas trans a prostituirse. Hay muchas cuestiones y situaciones que solucionar en nuestra sociedad”.

Buena parte de estas situaciones se solucionarían, dicen, si desde pequeños todos tuviéramos una correcta educación sexual.