Paul McCartney, cómo hemos cambiado
Fuenlabrada
La voz ya no es la de aquel joven alocado que cambió las reglas del juego musical junto a John, George y Ringo. Y sus temas ya no son las obras maestras que presentó con The Beatles. Pero nadie puede negar que a sus 76 años Paul McCartney tiene intacta su capacidad de crear buenas canciones y melodías que se le pegan a uno al zapato. Publica ahora ‘Egypt Station’, nombre y portada de disco que corresponde a uno de sus cuadros y que nos presentó con ‘Come on to me’. Es el vigésimo quinto de su carrera en solitario, siete de ellos con los Wings, a los que sumamos los 13 de The Beatles. Así que venga, que tenemos mucho trabajo.
Paul McCartney, cómo hemos cambiado
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Los ‘Fab Four’ de Liverpool son, sin lugar a dudas, el grupo más influyente de la historia de la música. A unos les gustarán más y a otros menos, pero nadie ha igualado la repercusión que tuvieron cuatro chavalitos británicos en la década de los 60. Y McCartney, junto a Lennon, fueron responsables de un gran porcentaje del talento de los Beatles. Ambos firmaban conjuntamente todos los temas, aunque algunos tenían un único padre. Era el caso de este ‘All my loving’, de su segundo disco, compuesto en exclusiva por Paul. Como también sucedió con otros temas inmortales del pop-rock mundial. Agárrense, que vienen curvas: vamos a escuchar ‘Yesterday’, la canción oficialmente más radiada y versionada de la historia, y ‘Eleanor Rigby’, quizá la mejor canción del grupo gracias a los arreglos de cuerda de su productor, George Martin.
Ambos temas también fueron mayoritariamente de Paul McCartney, ‘padre’ de otra de las joyas de la música moderna, el revolucionario disco del ‘Sgt. Peppers Lonely Heart Club Band’, en el que el resto de componentes no participaron tanto como antes. Esto fue en 1967, pero antes de la disolución de la banda Paul tuvo tiempo para otras revoluciones: el ‘Helter Skelter’ del álbum ‘blanco’, con su ‘protoheavy metal’, o el ‘Let it be’, el último single de los Beatles antes de confirmar la defunción en 1970.
Los primeros años de McCartney fuera de The Beatles no fueron fáciles. Aunque se llevaban a matar, Paul y John reconocían que no eran los mismos el uno sin el otro. Y nuestro protagonista tuvo dos pinchazos considerables con sus primeros discos en solitario. Pero a la tercera fue la vencida y su nueva banda, The Wings, volvió a encumbrarlo al trono de la música.
El disco ‘Band on the run’, de 1973, supuso una absoluta resurrección sin la cual quizá nos hubiéramos quedado sin McCartney para siempre, al menos musicalmente hablando. Pero a pesar de las adversidades, con la mitad de la banda huyendo del proyecto y una grabación rudimentaria con no pocos problemas, Paul consiguió éxitos como el del tema que titula el disco. Si los 60 fue con The Beatles, en los 70 fue con The Wings con quienes McCartney consiguió parir grades melodías. Aunque no fueron tan trascendentales, canciones como ‘Let ‘em in’ o ‘Mull of Kintyre’ se alzaron a lo más alto.
Después de dos décadas arropado por bandas, Paul tuvo que dar el salto para demostrar que su nombre también podía encabezar en solitario un disco de éxito. Y aunque ya no fue capaz de armar Lp’s para la historia, sí nos dejó singles muy ochenteros con colaboraciones doradas. Abrimos hilo musical para escuchar ‘Ebony and Ivory’ con Stevie Wonder en el disco ‘Tug of war’ del 82; ‘Say say say’ con Michael Jackson en el ‘Pipes of peace’ del 83; y ‘No more lonely nights’ con David Gilmour en el ‘Give me regards to Broad Street’ del 84.
Sin embargo vamos a llegar ahora a la década de los 90, cuando muchos de los artistas que habían sido fundamentales en la música de los treinta años anteriores perdieron fuelle. Y pasó también con Paul, espació su producción pero no obstante publicó algunos de esos temas ‘marca de la casa’ con letras fáciles y reconocibles, pero adictivamente buenas, como ‘Hope of deliverance’.
Nueva década y nuevo milenio. El siglo XXI ha dejado a McCartney como un dios del Olimpo del que muchos recuerdan sus leyendas musicales, y así están estructurados sus conciertos, con una gran carga de Beatles y Wings en el repertorio. Pero lo cierto es que a nivel productivo, Paul no es ni mucho menos una pieza de museo, porque ha seguido publicando álbumes como el ‘Chaos and Creation in the Blackyard’, de 2005, con el tema ‘Fine Line’ en el que muestra lo versátil que es como instrumentista.
Llegamos casi exhaustos al final de este repaso a la historia no tanto de un artista, sino de la música pop. Y vamos a elegir el que hasta ahora era último disco del británico, publicado en 2013 con una colección de buenas canciones y rock potente que nadie atribuiría a un ‘setentero’ que, las cosas como son, va perdiendo voz. Pero su fondo físico sigue envidiable como demuestra en temas como ‘New’.