Khalifa Diieng, el senegalés que vino en patera y trae regalos a los niños de Cuenca

Cuenca

Las noticias de la llegada de inmigrantes a las costas españolas se suceden casi a diario, a veces, con desenlaces trágicos, con la muerte de personas. ¿Nos paramos a reflexionar sobre qué hay detrás de esas noticias? ¿Qué hay detrás de las cifras? ¿Cómo se llaman esas personas? ¿Por qué vienen a España? ¿De dónde son? ¿Qué vida llevaban antes? ¿Por qué se aventuran en una peligrosa travesía por mar? ¿Qué motivos llevan a una madre a embarcar a un hijo en una patera sin apenas seguridad de que llegue a su destino? ¿Cuál es ese destino?

Ampliar

“Íbamos 105 personas en la patera intentando sobrevivir con las olas, con el frío, lloviendo hasta tres veces. Si lo tuviera que volver a pasar, no me arriesgaría. Tenía doce años, mucha ilusión y ganas de vivir la vida”, relata Khalifa Diieng. Tenía doce años cuando se subió a una patera en el puerto de Kayar, en su pueblo, cerca de Dakar, en Senegal. Tras nueve días de travesía por el océano Atlántico, los últimos sin agua, llegó por fin a Tenerife. Para él comenzaba una nueva vida. El relato de cómo y por qué se embarcó y cómo ha sido su vida después en España y en Cuenca, lo ha compartido con los oyentes de Hoy por Hoy Cuenca.

Khalifa Diieng o “Khali o Negri”, como dice que le conocen en Cuenca, es el menor de cinco hermanos de una familia musulmana de Senegal. Su padre tenía tres esposas y, a su muerte, la situación económica se complicó. Para esta familia de pescadores el mar ya no era un recurso suficiente para salir adelante.

Es entonces cuando Khalifa empieza a pensar en seguir los pasos, la estela sobre el mar, de otros compatriotas. Camino a Europa. Además, estaba convencido de que, siendo menor de edad, tenía más posibilidades de asentarse en España. El principio su familia le truncó los planes, pero hubo una circunstancia que cambió la idea inicial de su madre y, juntos deciden finalmente que el joven Khali, de apenas doce años, se aventure para llega a las costas de Canarias.

Ampliar

Él sabe bien por qué los jóvenes de Senegal se montan en las pateras. Sabe bien porque las madres ponen a sus hijos sobre endebles embarcaciones en mares embravecidos. Y así se subió a una patera, de noche, rumbo a Canarias. La ruta sigue hacia el norte por la costa africana. Nueve días de travesía, con lluvia que retrasa el viaje y alarga las jornadas en el mar, con más de cien personas en la barca y al final, sin agua.

La patera llega a Tenerife y Khalifa pisa tierra firme en otro país. Está en España y está vivo. Es mayo de 2016 y este joven va a iniciar una nueva vida. Su nueva casa en Tenerife es un Centro de Menores no Acompañados que comparte con otros adolescentes de distintas nacionalidades. El centro se llama ‘La Esperanza’.

Tras pasar allí unos meses, es derivado a Cuenca por los acuerdos entre comunidades autónomas para la acogida de inmigrantes. Los primeros seis meses aquí los pasó en el centro de acogida de Cruz Roja. Después pasó al itinerario que ofrece ACCEM, otra ONG que trabaja con menores y que les ofrece estudios, asesoramiento, manutención y vivienda.

Así, año a año se fue asentando en Cuenca. Cuando nosotros nos encontramos con él, doce años después de su aventura en el mar, Khali trabaja en el sector de la hostelería y lleva ya media vida viviendo en Cuenca, una ciudad en la que dice sentirse “a gusto, como un conquense más”, tanto que participa en las actividades y tradiciones conquenses, dice, “algunos años he sido el rey Baltasar de la cabalgata de Reyes”.