"Es inexplicable que aún no se ha hecho nada con los terrenos radioactivos"
Paco Castejón, portavoz de 'Ecologistas en Acción', cree que hay que actuar sobre los residuos en Ciempozuelos o San Martín de la Vega pero descarta riesgo inminente para la población
San Martín de la Vega
“La gente debe estar tranquilos, porque hoy en día el riesgo es my bajo, pero eso podría cambiar en el futuro, por eso hay que actuar”. Así de tajante se muestra Paco Castejón, portavoz de ‘Ecologistas en Acción’ y del Movimiento Ibérico Antinuclear y Físico Nuclear, ante la información desvelada por El País de que ocho puntos del sureste de Madrid en la vega del Jarama (entre ellos uno en San Martín de la Vega y otro en Ciempozuelos) tienen desde hace casi medio siglo residuos radioactivos enterrados en zonas de libre acceso.
“Es inexplicable por qué aún no se ha hecho nada con los terrenos radioactivos”
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Castejón reconoce que son zonas con niveles de contaminación muy por encima de los permitidos pero que el riesgo para la población es mínimo aunque por “avatares de la acción humana o de la lluvia” esa situación podría cambiar en el futuro.
Son ocho puntos, seis en terrenos públicos, de libre acceso, y otros dos en privados que se han manipulado: en uno los propietarios (que desconocen la naturaleza contaminada) han construido una casa para aperos de labranza y en otro se ha roturado para cultivo.
Los ecologistas preparan una acción en esos lugares para denunciar la situación y la inacción de los diferentes Gobiernos de la democracia.
Cronología de un desastre
Tras un escape en 1970 en las instalaciones de la Junta de Energía Nuclear (JEN) en la Universidad Autónoma de Madrid, los restos pasaron al Manzanares, de ahí al Jarama y luego al Tajo. Entonces las zonas más contaminadas se retiraron y se llevaron a la JEN pero otras zonas de acequias o las orillas del río se enterraron in situ, en unas zanjas o banquetas, sin ningún tipo de protección ni señalización. “Son unos centenares de metros cúbicos de tierra”, calcula Castejón.
En los años 90 hubo una denuncia ante la Fiscalía y se encargó al CIEMAT y el CSN una medición de radioactividad en el agua, que dio resultados muy leves, pero nada se hizo en las zanjas donde se enterraron las tierras.
Luego en 2012, un informe encargado por el CSN revisó los terrenos y lanzó una serie de recomendaciones que no se han cumplido. “Decían que se caracterice cómo están esas zonas y se limpien las zonas más contaminadas. Es inexplicable por qué no se han llevado a cabo”, apuntó.