Grasas "trans", omega 3 y aceite de coco: realidades y mitos
Estas son las cinco claves para alimentar un corazón saludable
Las grasas
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Valencia
El corazón es uno de los órganos “jefes”, un director de orquesta del organismo y debemos cuidarlo como toca. Es el órgano principal del sistema cardiovascular. Se trata de un músculo que bombea sangre oxigenada y nutrientes a los tejidos de todo el cuerpo a través de la sangre.
Según los datos facilitados por la Fundación Española del Corazón, parece que no lo cuidamos como merece. El Instituto Nacional de Estadística muestra que la enfermedad cardiovascular se posiciona como la primera causa de muerte en España, por delante del cáncer y las enfermedades del sistema respiratorio. La media de mortalidad española por enfermedad cardiovascular se sitúa en el 29,17%. La Comunitat Valenciana se sitúa por encima de la media en muertes por enfermedad cardiovascular con un 30,45%.
Comer de forma diferente puede ayudar a que esas cifras cambien. Pasamos la lupa por un tipo de alimentos que nos rodean: las grasas. En este último año la investigación ha avanzado, se han descubierto muchas cosas y la ciencia ha matado muchos mitos: grasas “trans”, suplementos de omega 3 y aceite de coco. Todos pasan por el análisis de Carlos Sánchez, nuestro endocrino del Hospital General de Valencia.
1. No todas las grasas son iguales…
Las saturadas, que se encuentran sobre todo en las carnes y en la leche (entera). En general suben los valores de colesterol en sangre y, por tanto, y si se consumen en exceso y de forma constante, predisponen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Hay diversos tipos de grasas saturadas y en función de la cantidad en cada alimento, su influencia podría ser más o menos perjudicial.
Las monoinsaturadas, contenidas en el aceite de oliva pero también en el de colza y en alguna carne de animales (cerdo ibérico). Son grasas beneficiosas desde el punto de vista cardiovascular porque, además, parece que intervienen favorablemente en el desarrollo de estas enfermedades por su acción antinflamatoria y antioxidante.
Poliinsaturadas, que a su vez se dividen en omega 3 (contenidas en los pescados grasos) y omega 6 (en los aceites vegetales: girasol, maíz, etc). Estas grasas tienen efectos beneficiosos cardiovasculares.
2. Grasas “trans”, grasas a evitar.
Un tipo especial de grasas son las “trans” que, aunque están presentes en pequeñas cantidades en algunos alimentos procedentes de rumiantes, son de origen industrial (bollería industrial, galletas, alimentos precocinados, snacks como patatas fritas, maíz y otros aperitivos, helados, cremas y batidos) y, además de elevar los valores de colesterol en sangre, tienen efectos inflamatorios que predisponen a desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares. Su consumo debería evitarse y los gobiernos legislar su desaparición de todos los alimentos de uso tan frecuente entre la población infantil y juvenil. En Estados Unidos, la FDA (US. Fods and Drug) ha ordenado a la industria eliminar las grasas “trans” de sus productos.
3. El mito de los suplementos de omega 3.
Un metanálisis publicado por Cardiology JAMA demuestra que los suplementos (farmacológicos) no confirman que sean beneficiosos para prevenir las enfermedades cardiovasculares ni, como se presentó hace aproximadamente 10 años a raíz de un estudio italiano, en el tratamiento de personas que han padecido un infarto de miocardio. Existen suplementos, también de grasas omega 6, pero de igual manera, hasta la fecha no existen estudios concluyentes que confirmen sus beneficios sobre el corazón o previniendo alguna enfermedad. Por tanto, los suplementos (farmacológicos) no están por el momento indicados, pero sí el consumo de alimentos ricos en omega 3 Y 6.
4. Aceite de coco, ¿una moda… sana?
A pesar de ser una grasa de origen vegetal, contiene mayoritariamente grasas saturadas. Utilizado de forma predominante y durante tiempo, predispone a desarrollar enfermedades cardiovasculares. Ha formado parte durante mucho tiempo de las "grasas vegetales" utilizadas por la bollería industrial, al igual que el denostado actualmente aceite de palma. La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) ha desaconsejado su uso, ya que podría ser perjudicial para nuestras arterias y nuestro corazón.
5. Así SÍ.
Como recomendación, más que reducir el consumo total de grasas (se produciría, por ejemplo, un mayor consumo de hidratos de carbono con otro tipo de repercusiones médicas), se aconseja sustituir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas por los que contienen grasas mono y poliinsaturadas. Esto y para entendernos, y así lo recomiendan los estudios médicos más rigurosos actuales, significa adaptar o mantener nuestra dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, pescado, legumbres, frutas (mejor que zumos), frutos secos y verduras. Los lácteos deberían ser desnatados.
Sara Tabares es entrenador personal en Valencia y directora de PERFORMA entrenadores personales