La filtración
La opinión de Juan Miguel Alonso (01/10/18)
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León
Todo el mundo sabe que una filtración es una cosa seria cuando se está construyendo una casa. Cuando aparece una cada día, el peligro de derrumbe es inminente. Durante esta última semana, las filtraciones han vuelto y el personal que vive en los despachos está de los nervios.
La mayoría proceden de un señor mayor con gorra y gafas , un tal Villarejo que ha ejercido de maestro en alcantarillas desde hace 30 años , y son muy malas porque son un ataque al Estado y un chantaje para sacarle del trullo y esas cosas tan feas. Algunas voces con cartera han deslizado incluso la posibilidad de limitar la libertad de expresión cuando se ejerce de manera tan chunga. De las otras filtraciones, de las que nos sirven cada día en la portada del telediario o en los papeles buenos, nada se ha dicho de momento.
Aquí también tenemos nuestras propias filtraciones. Y ahí están las declaraciones ante su señoría del dios Ulibarri y del bocachancla del Patatero. Estas siguen el guion de lo previsible. No saben nada del peluquín, les suena raro lo que dice el fiscal y hasta Uli dice que él pasaba por allí y que se está quitando , como los yonquis auténticos. Las grabaciones que hemos oído confirman que miente también con la naturalidad del yonqui. Son muchos años poniéndose.
El problema de las filtraciones es que revelan el verdadero estado de las cosas, y todos sabemos que traen con ellas grietas, humedades y el hedor infame que siempre acompaña a las cloacas del poder. Si alguien pudiera abrir las ventanas y airear la estancia, se lo agradeceríamos tanto...