Llega Tosantos, "Recuérdame..."

Algeciras

En el gimnasio en el que trabajamos cada mañana con nuestros muchachos, en el Easy Sports, las vistas de la sala de spinning dan a la Cámara de Comercio y al parque Pepe Gázquez que es justo el que se ubica delante del cementerio antiguo de Algeciras.

Ayer, montones de operarios retocaban la zona de manera especial para tenerlo todo a punto de cara a las tradicionales visitas de tosantos y, entre pedaladas y reguetón, mi mente se trasladó cuarenta años atrás cuando acompañaba a mi madre a limpiar los nichos de los nuestros.

Por entonces, el autobús de La Bajadilla nos dejaba en la escuela de Arte y Oficios y caminábamos por Los Ladrillos hasta el campo santo. Era un reguero de mujeres vestidas de negro, algunas incluso con velo, con cubitos verdes asidos del brazo y llenos de trapos viejos para limpiar los nichos.

Mi familia es toda de Algeciras, mis padres, mis abuelos, mis tíos, sus vecinos, sus amigos y muchos de ellos, cuando acompañaba a mi madre, ya reposaban salteados por crujías.

Las mujeres cogían la vez para usar las escaleras y se compartían brochas gordas empapadas en cal para blanquear. Los tosantos en Algeciras nos traían castañas, nueces y cañas de azúcar y las calles olían a boniatos asados.

Recuerdo una cómoda llena de estampas de santos y fotos de mi abuela y mi tío Alfonso, imágenes en claroscuro que bailabandetrás de mariposas encendidas flotando en aceite.

Eran otros tiempos de una Algeciras sin incineraciones, ni mejores ni peores, años de culto al recuerdo de los que se marcharon para siempre y que hoy, desde esta ventana del gimnasio, me acerca a todos los que se me fueron, hoy, más vivos que nunca.